24 noviembre 2008

Limitaciones de la anorexia en la Sanidad

Ángel Merino y Ana María Peláez son los padres de una niña que, con doce años, padeció la enfermedad de la anorexia.

Cuando a nuestra hija con doce años se le desencadenó la enfermedad de anorexia, desconocíamos casi todo: su importancia, su alcance, su evolución, su duración, su tratamiento. Hoy, después de cinco años de lucha personal, familiar y de asistencia en el Sistema Cántabro de Salud, conocemos algo más. Conocemos lo que se hace y lo que se deja de hacer y por eso no nos ha quedado más remedio que recurrir a la asistencia privada en búsqueda de, en primer lugar, esperanza. Porque, es precisamente la esperanza la que hemos perdido, aquí, en Cantabria, con un sistema en el que sólo se funciona con buena voluntad.

Y así, ustedes lo comprenderán, no hay enfermedad mental que se cure. En segundo lugar, en búsqueda de terapias profesionales que complementen el simple internamiento cuando el peso del enfermo no alcanza los mínimos saludables. Tener enfermos anoréxicos o bulímicos con equipos sanitarios donde los menos tienen formación específica y donde los más son correturnos o correservicios que igual pueden estar en traumatología, que en medicina interna o en ginecología, contribuye a la desesperación de enfermos y familiares.

Tampoco vemos, sobre todo en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, unas instalaciones dignas y adecuadas para unos enfermos, chicas y chicos, cuya asistencia no es solamente la del ingresado que ocupa una cama y que tiene que comer. Necesitan espacios y ambientes en los que su trastorno psíquico no se confunda ni interfiera con otras patologías o dolencias. Es de sentido común que su internamiento obligado se aproveche, con recursos, para el aprendizaje, cambio y refuerzo de conductas equilibradas que necesitan terapias en espacios específicos y profesionales preparados y experimentados.

A los responsables políticos de la anterior situación les hemos escuchado decir que, ante todo, honradez para no robar del erario público. Nos parece muy bien. Pero nosotros les queremos pedir honradez para no robar a los padres de enfermos de anorexia la confianza depositada en el Sistema Público Sanitario de Cantabria y soluciones para no tener que gastar miles de euros en asistencia privada. Hacen falta políticas de prevención, diagnósticos precoces, personal suficiente con formación específica, instalaciones adecuadas, terapias eficaces y sobre todo, la voluntad firme y expresa de querer curar a unos jóvenes que sufren y se desesperan porque quieren ser felices, estar sanos y no lo consiguen.

A los responsables sindicales de la organización y derechos de los trabajadores sanitarios, también les pedimos honradez para anteponer las necesidades de los enfermos de anorexia a las reivindicaciones laborales. No es nuestra intención poner colorado a nadie, pero invitamos a quien corresponda, a que revise la huida del personal con experiencia, que se ocupaba de estos jóvenes en el Hospital U. Marques de Valdecilla porque no se les reconocía la especialidad o cosas por el estilo que, aunque nadie nos las ha explicado, comprendemos que han ido contribuyendo al deterioro del servicio.

A todas las familias de afectados, les deseamos coraje y les pedimos fuerza para insistir en la mejora, en Cantabria, de los tratamientos de los trastornos alimenticios severos de nuestras hijas e hijos. Que nadie les tape la boca desenfocando la realidad o acudiendo a manoseados estereotipos que todo lo confunden.

Por último, con todos los respetos, a nuestro Presidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria, le pedimos que en sus visitas frecuentes a Barcelona le diga al taxista, que le conduzca hacia los centros donde hay varias cántabras ingresadas por anorexia que, además del sufrimiento derivado de su enfermedad, padecen la lejanía y el gasto económico de sus familias. Que quede claro que se trata de tratamientos caros que no están al alcance de todos los bolsillos, es decir, que, mientras en Cantabria no se reaccione, ¿se salve el que pueda?.

Fuente: eldiariomontanes.es

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