20 julio 2007

Alimentos consuelo

La tristeza puede fomentar una mala alimentación debido al deseo de tener un breve estado de euforia.

NÚRIA LLAVINA RUBIO
18 de julio de 2007

Cuando uno está triste tiene tendencia a descuidar lo que come. Algo tan conocido, sin embargo, apenas ha sido tomado en consideración por los expertos salvo en guías orientativas, algunas de ellas asociadas a estudios de conducta. Ahora, un estudio de la Universidad de Cornell (Nueva York) insiste en la correlación negativa entre estado de ánimo y alimentos. La investigación reitera que el estado de ánimo y el consumo de alimentos poco saludables son parientes cercanos.

De acuerdo con los resultados de la investigación, cuando nos invaden momentos puntuales de tristeza, estamos deprimidos o con un estado de ánimo bajo, buscamos refugio en algún elemento, factor o situación que ayude a revertir el malestar. En ocasiones, el refugio es la nevera, cuando no la despensa. Y ahí es donde, con demasiada frecuencia, comemos lo que más nos apetece, que no siempre es lo más saludable.

El estudio ha sido dirigido por Nitika Garg (profesor de Marketing en la Universidad de Mississippi), J. Jeffrey Inman (profesor de Marketing y de administración de empresas de la Universidad de Pittsburg) y John S. Dyson (profesor de Marketing y Economía Aplicada de la universidad de Cornell). Los resultados se han publicado en la revista Journal of Marketing

Las palomitas y el estado de ánimo.


La investigación tuvo un diseño peculiar. En una primera fase, se planteó a 38 auxiliares administrativos el visionado de una película divertida, Sweet Home Alabama, y de otra dramática, Love Story. Para rematar la sesión se dio a los espectadores, como aperitivo, palomitas con sal y mantequilla y uvas pasas. Parece ser que los resultados hablan: con Love Story, el consumo de palomitas fue un 36% superior. Por su parte, los espectadores de la película divertida comieron las palomitas mucho más despacio.

Uno de los directores, Wansink, entiende que las personas que se sienten deprimidas o tristes pretenden buscar un consuelo, un estado breve de euforia o placer a través de alimentos apetitosos pero no necesariamente saludables.

En una segunda fase del estudio se intentó corroborar los resultados. Esta vez se usaron golosinas de chocolate mientras los voluntarios leían diversas notas, unas sobre niños y niñas muriendo y otras sobre cuatro viejos amigos que compartían una esplendorosa y agradable tarde. «Cuando alguien está triste necesita buscar una recompensa, y lo más fácil es picar comida sabrosa pero para nada saludable», asevera Garg. En el estudio, los primeros comieron cuatro veces más chocolate que los segundos.

Información nutricional.

Las personas que no manifiestan un bajo estado de ánimo no se ven tan afectadas al leer aspectos negativos sobre ciertos alimentos.

En la última fase del estudio se intentó relacionar el estado de ánimo y la comida con la lectura de información nutricional. Se puso a prueba a otros voluntarios. De nuevo les ofrecieron palomitas, esta vez para recompensarles después de llevar a cabo diferentes tareas, entre las cuales estaba la descripción de aspectos que les hacen sentir felices (o tristes) o la escritura de breves historias sobre tristeza o alegría. A una parte de los voluntarios se les añadía información nutricional sobre las palomitas y a otros no.

En los resultados, los únicos que oscilaron entre el comer mucho y el no comer absolutamente nada fueron las personas que habían manifestado un bajo estado de ánimo durante la actividad. Por el contrario, los voluntarios con un estado de ánimo positivo no variaron la forma de comer. En este caso, el hecho de recibir o no información nutricional sobre las palomitas no afectó el resultado.

Wansik sostiene que un bajo estado de ánimo influye en la alimentación tanto por exceso como por falta y que, en términos generales, a las personas que no lo manifiestan no les afecta tanto leer aspectos negativos sobre ciertos alimentos.

Un pez que se muerde la cola.

Una alimentación desequilibrada puede producir carencias específicas de vitaminas o minerales que se manifiestan mediante síntomas o sensaciones como apatía, desgana, irritabilidad, nerviosismo, cansancio, falta de atención, fallos de memoria, de concentración e incluso depresión.

Si bien el estudio de la Universidad de Cornell reafirma que el estado de ánimo puede afectar a la alimentación, también es cierta la lectura inversa, que la alimentación puede influir en el estado de ánimo. ¿Quién llega primero? Tanto si la tristeza es causa como consecuencia, cuando se adquieren malos hábitos de alimentación se puede crear una situación de dependencia de difícil salida.

Estar desanimado, no comer bien, sentirse físicamente mal, desanimarse aún más. Es un bucle en el que, a pesar de todo, de lo que se trata es de aprender a comer de forma saludable. Los expertos recomiendan no dejarse llevar por la sensación de decaimiento y tristeza. Llevar una vida activa y encontrar nuevos puntos de motivación personal podrían ser una salida para enfrentar situaciones negativas.

El ministro Bernat Soria dispuesto a fomentar la imagen de belleza saludable.

El ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, manifestó este jueves su disposición a llegar a acuerdos con las revistas de moda para fomentar la imagen de belleza saludable. Anunció además que cuatro cadenas de distribución han comenzado a exhibir en sus escaparates maniquíes con al menos la talla 38.

CNN+. Soria hizo estas declaraciones en una rueda de prensa celebrada tras la firma de adhesión de la Asociación Textil de Galicia, la Fundación "Centro de Innovación y Tecnología del Textil de Andalucía" y Carrefour al acuerdo para unificar tallas en la que descartó que se vaya a retomar la Ley del Alcohol.

El ministro señaló que Sanidad ha mantenido conversaciones con algunas revistas de moda encaminadas a firmar acuerdos similares.

"No es la única línea", pero sí una en la que "estaría encantado" de trabajar el ministro, quien defendió el establecimiento de sinergias con los consumidores, los creadores y las empresas con el objeto de potenciar la imagen de belleza saludable.

Como tal, Soria definió un concepto "intermedio" entre la mujer de Rubens y la anoréxica, entre "el notable sobrepeso" y la "delgadez extrema".

El ministro subrayó que el Departamento de Sanidad "no prohíbe", sino que promueve conductas y hábitos saludables a través de acuerdos como el suscrito hoy, pero sin "dificultar la creatividad" de un sector como el de la moda que agrupa a 5.000 empresas y factura 7.500 millones de euros.

06 julio 2007

Los trastornos alimentarios alteran la menstruación: estudio

Por Anne Harding

5 de julio de 2007, NUEVA YORK (Reuters Health) - Cualquier tipo de trastorno alimentario puede aumentar la posibilidad de alterar la regularidad menstrual, confirmó un nuevo estudio.

Según los resultados, "cuando la menstruación es irregular, habría que considerar los trastornos alimentarios", dijo a Reuters Health la doctora Cynthia M. Bulik, de la University of North Carolina, en Chapel Hill, autora principal del estudio.

La ausencia del período aumenta el riesgo de osteoporosis, sostuvo Bulik, y hasta podría alterar la fertilidad.

Los criterios diagnósticos vigentes establecen que la anorexia nerviosa es el único trastorno alimentario relacionado con la irregularidad menstrual, mencionó Bulik. Una mujer debe tener ausencia de menstruación por al menos tres meses para recibir un diagnóstico de anorexia nerviosa.

Pero en un sondeo a 1.705 mujeres que participaban de un estudio genético y reunían estrictamente los criterios diagnósticos de trastornos alimentarios, el equipo halló irregularidades menstruales.

Entre estos problemas se destacaban la ausencia prolongada del período, la falta de menstruación durante un mes y períodos reducidos entre las mujeres con algún tipo de trastorno alimentario, incluida la bulimia nerviosa.

Casi el 80 por ciento de las mujeres con anorexia tuvieron amenorrea secundaria, es decir, que comenzaron a menstruar antes de los 16 años y dejaron de hacerlo durante no menos de tres meses seguidos, por lo menos una vez.

El 36 por ciento de las mujeres con bulimia nerviosa tuvo amenorrea secundaria, como el 30,4 por ciento de las participantes del grupo de trastornos alimentarios "sin clasificar".

Los factores más importantes relacionados con la disfunción menstrual incluyeron el índice de masa corporal (IMC), el consumo de calorías y el nivel de ejercicio físico.

Las mujeres con menstruación normal tuvieron los IMC máximos y mínimos más extremos durante su vida, destacaron los autores; pero algunas mujeres con peso normal también mencionaron tener irregularidades menstruales.

Los resultados sugieren que la menstruación "no debería considerarse apenas un criterio informativo para distinguir entre los subtipos de trastornos alimentarios".

Los médicos sólo controlan los trastornos alimentarios en sus pacientes cuando tienen un peso por debajo de lo normal, dijo Bulik.

Pero, según estos resultados, "las irregularidades menstruales deberían ser una bandera roja para que todos los médicos interroguen a sus pacientes sobre los trastornos alimentarios", concluyó la investigadora.

FUENTE: International Journal of Eating Disorders, julio del 2007

"Dietas milagro" para adelgazar: sin fundamento científico y con riesgo para la salud.

Frecuentemente aparecen nuevas dietas de adelgazamiento, difundidas a través de programas de televisión, revistas de moda, alimentación, etc., que tienen en común la promesa de una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo. Estas “dietas milagro”, frecuentemente, son fruto de la búsqueda de beneficios económicos más que de la promoción de una alimentación sana y equilibrada y son prescritas por personas sin conocimientos científicos ni profesionales en el campo de la nutrición.

En general, estas dietas inducen una restricción de la energía ingerida muy severa, que conduce a deficiencias en vitaminas y minerales, alteraciones del metabolismo y a una monotonía alimentaria que las hace insostenibles en el tiempo y peligrosas para la salud. Se caracterizan, pues, por las escasas calorías que aportan. Ante esta situación cercana al ayuno, el organismo reacciona compensando la falta de energía recibida con un aumento de la destrucción de las proteínas corporales, como fuente alternativa de energía, lo que provoca una pérdida de masa muscular y, por otro lado, la formación de sustancias peligrosas para el organismo cuando la dieta se prolonga en el tiempo.

Sin embargo, quien sigue estas dietas interpreta erróneamente la pérdida de masa muscular y, por tanto, de peso con el éxito del régimen escogido, pues dan resultados espectaculares al subirse a la báscula durante las primeras semanas. Esto se debe a que el tejido muscular es muy rico en agua, con lo que se elimina mucho líquido en la primera fase. En ocasiones este proceso se refuerza con el consumo de diuréticos (fármacos que promueven la excreción de orina), lo que conduce a una aún más llamativa pérdida de peso.

Un problema añadido de estas “dietas milagro” es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido (efecto “rebote” o “yo-yo”). La tendencia exacerbada a la recuperación del peso se produce porque las situaciones de ayuno ponen en marcha potentes mecanismos nerviosos y hormonales que se oponen a la pérdida de peso: mayor rendimiento del metabolismo corporal, con un mayor ahorro energético e incremento del apetito. Estos mecanismos conducen a una rápida recuperación del peso perdido en cuanto se vuelve a comer de la forma habitual. Ese peso recuperado se debe predominantemente a la formación de tejido graso, que es, precisamente, el que origina problemas de salud y el que deberíamos reducir con la dieta (como se demostró ya en los experimentos realizados por el gran científico español de la nutrición Profesor Grande Covián hace 30 años).

Los signos que permiten reconocer una “dieta milagro” son.

- La promesa de pérdida de peso rápida: más de 5 kg por mes.
- Se puede llevar sin esfuerzo.
- Anunciar que son completamente seguras, sin riesgos para la salud.

En resumen, las dietas muy restrictivas, muy bajas en calorías, aunque consiguen que el peso disminuya a corto plazo, constituyen un riesgo inaceptable para la salud ya que pueden:

1.Provocar deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales por la falta de consumo con los alimentos.
2. Producir efectos psicológicos negativos.
3. Desencadenan, incluso, trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir.
4. Favorecer el efecto “rebote” o “yo-yo”.
5. Al abandonar estas dietas, las personas que siguen estas dietas no han aprendido a comer saludablemente y vuelven a las costumbres que les hicieron engordar.

Clasificación y descripción de las principales “dietas milagro”.


De forma general, las llamadas “dietas milagro” se pueden clasificar en tres grandes grupos:

* Dietas hipocalóricas desequilibradas: en estas se incluyen la dieta de la Clínica Mayo, Dieta “toma la mitad”, Dieta Gourmet, Dieta Cero. Estas dietas provocan un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Estos regímenes suelen ser monótonos, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.

* Dietas disociativas: Dieta de Hay o Disociada, Régimen de Shelton, Dieta Hollywood, Dieta de Montignac, Antidieta, etc. Se basan en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. No limitan la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación. Esta teoría carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.

* Dietas excluyentes: se basan en eliminar de la dieta algún nutriente. Estas dietas pueden ser:

i) ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas, como la Dieta Dr. Prittikin y la Dieta del Dr. Haas;
ii) ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Dieta de Scardale, Dieta de los Astronautas, Dieta de Hollywood y la Dieta de la Proteína Líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante;
iii) ricas en grasa: Dieta de Atkins, Dieta de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud, produciendo graves alteraciones en el metabolismo.

Más info: http://www.aesan.msc.es/aesa/web/AESA.jsp

02 julio 2007

Sanidad incrementará controles sobre publicidad de dietas milagro.

El Ministerio de Sanidad incrementará los controles sobre la publicidad de las dietas milagro que 'a veces rayan en la publicidad engañosa', anunció hoy la titular del departamento, Elena Salgado.

Estos regímenes pueden ser una 'puerta de entrada' a la anorexia y la bulimia cuando los siguen adolescentes, advirtió la ministra en una rueda de prensa de presentación de una web del Ministerio y de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) en la que informará sobre los peligros de este tipo de dietas.

Salgado reconoció que el problema en la publicidad reside en que durante el primer mes sí consiguen rebajar kilos.

Además se desarrollan de forma indirecta citando personajes famosos que supuestamente las han seguido, pero no cuentan con una entidad corporativa que las promocione, señaló.

La ministra advirtió de que si en una de ellas se incluye una sustancia o producto no permitidos el Ministerio actuará al igual que si alegan propiedades saludables o nutricionales de las que carecen en cumplimiento del Reglamento europeo sobre esta materia que entra hoy en vigor.

En este sentido, señaló que el Sanidad ha optado por la prevención de la salud mediante 'medidas en positivo'.

Entre ellas, incluyó las páginas en la web del Ministerio y de la AESAN elaboradas en colaboración con las sociedades científicas especializadas en nutrición donde desde hoy se pueden consultar los riesgos de las dietas milagro.

Además se distribuirán folletos con información sobre alimentación saludable y nutrición a través de las oficinas de farmacia.

El objetivo de la iniciativa es trasladar a la sociedad el mensaje de que el tratamiento para perder peso debe ser personalizado y bajo control médico.

'Ninguna dieta reduce kilos en tiempo récord sin poner en riesgo la salud', señalo Salgado, quien subrayó que con las dietas rápidas se pierde agua y en cuanto se dejan el efecto rebote hace que se recupere lo que se ha perdido, pero en forma de grasa.

Entre los peligros la ministra señaló que pueden provocar deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales, desencadenar trastornos como la anorexia o la bulimia y producir efectos psicológicos negativos.

En el mismo sentido se manifestó el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), Basilio Moreno, quien afirmó que es la primera vez que el Ministerio de Sanidad aborda el tema.

A su juicio, la gente quiere 'atajos' para perder peso y recurre a estas dietas, entre las que citó la dieta de la clínica Mayo, la Montignac, la Atkins o la de la zona, algunas de las cuales pueden provocar hipertiroidismo o trombosis mesentéricas.

'Todas son peligrosas y algunas han sido mortales' como la de la proteína líquida que se popularizó en Estados Unidos en los años 70, aseveró.

Para reconocer una dieta milagro Sanidad identifica tres signos: la promesa de perder más de 5 kilos al mes, la afirmación de que se pueden llevar sin esfuerzo y el anuncio de que son completamente seguras y sin riesgos para la salud.