02 diciembre 2006

La vida urbana está ligada a mayores tasas de bulimia

Vivir en grandes ciudades eleva el riesgo de sufrir el desorden alimenticio llamado bulimia pero no la anorexia nerviosa, dijeron este viernes psicólogos holandeses.

Los expertos hallaron que las mujeres de las ciudades son cinco veces más propensas a padecer la enfermedad "de atracón y purga" que aquellas que viven en pueblos y aldeas, aunque no encontraron diferencias en cuanto a las tasas de anorexia.
A pesar de que la investigación fue realizada en Holanda, Gabriella van Son, del Centro de Desórdenes Alimenticios de Leidschendam, cree que los resultados son relevantes para otros países desarrollados."La bulimia, que está muy relacionada con la anorexia nerviosa, es más común en las grandes ciudades cuando se la compara con las tasas de las zonas rurales", dijo Van Son durante una entrevista.

"El número de pacientes recientemente diagnosticados con bulimia es alrededor de cinco veces mayor en las ciudades", agregó la experta.
La bulimia y la anorexia afectan principalmente a las niñas y mujeres. Ambas condiciones están ligadas a un deseo obsesivo de ser delgadas.Sin embargo, mientras que las anoréxicas comen muy poco, las bulímicas ingieren alimentos hasta hartarse y luego se provocan vómitos o utilizan laxantes y diuréticos para eliminar la comida de sus organismos.

La anorexia generalmente comienza durante la adolescencia y la bulimia, que afecta a alrededor del 1 por ciento de las mujeres, puede ocurrir en el mismo momento o a mayor edad.Ambos desórdenes alimenticios pueden tratarse con terapia conductual y asesoramiento.

"Además, la bulimia es más secreta que la anorexia debido a que las personas sienten vergüenza de su conducta. Por lo tanto, intentan evitar contarle a otra gente sobre ella", expresó Van Son.La especialista y sus colegas, que informaron sus hallazgos en British Journal of Psychiatry, indicaron que desconocen por qué existe una diferencia en la incidencia de la bulimia entre las mujeres de la ciudad y las de áreas rurales. "El motivo de la asociación es especulativo", manifestó la directora de la investigación.

El equipo sugirió que podría estar ligado al anonimato en las ciudades, donde sería más fácil para una mujer ocultar su bulimia y emplear laxantes que en el caso de vivir en un pequeño pueblo.

Las mujeres tendrían además síntomas que no se detectan hasta que crecen o se mudan a regiones urbanas para continuar sus estudios.Los resultados del estudio se basan en una investigación de casos de bulimia y anorexia recientemente diagnosticados entre 1985-1989 y 1995-1999.La tasa de bulimia era 2,5 veces mayor en las zonas urbanas que en los lugares menos poblados, y cinco veces superior en las grandes ciudades.

Van Son consideró que sus hallazgos zanjan un camino prometedor para futuras investigaciones sobre las causas de la bulimia y la anorexia.


Cadena Global/Reuters

23 septiembre 2006

Las claves médicas de la que ya muchos conocen como la «pasarela de la salud»

La última edición de la pasarela Cibeles ha estado marcada por la polémica en torno al peso de las modelos y a la controvertida decisión de establecer un mínimo de 18 de índice de masa corporal para desfilar. Algunos han puesto el grito en el cielo, pero hay justificación médica para implantar este baremo.
ALEJANDRA RODRÍGUEZ

Hacía años que la Pasarela Cibeles no levantaba tanta expectación. Antes de su inauguración, las modelos tuvieron que someterse a una sencilla prueba para establecer si su Índice de Masa Corporal (IMC) era mayor de 18. Estar por debajo les impediría desfilar en este acontecimiento que recibe subvenciones públicas y que, por tanto, tiene una responsabilidad social con respecto a lo que exhibe. La decisión no ha gustado a muchos que creen que se está coartando la libertad de los diseñadores o que las modelos, que siempre han sido altas y delgadas, son tratadas como ganado. Desde el punto de vista médico esto no se sostiene. De hecho la mayoría de autoridades internacionales, incluso las relacionadas con el mundo de la moda, han aplaudido una medida que contribuye a que las maniquíes transmitan, especialmente a la población joven, una imagen de belleza que no esté reñida con la buena salud.

Era un clamor general. Las modelos profesionales estaban cada vez más delgadas. Sin embargo, el invierno pasado la Pasarela Cibeles dio numerosas pruebas palpables de que los compromisos alcanzados en 1999 en el Senado -no exhibir imágenes de personas que estuvieran por debajo de un peso saludable en actos promocionales y publicitarios, no incluir dietas en las publicaciones que no estuvieran avaladas por un médico con su número de colegiado y hacer que las maniquíes vistieran una talla 38-40- no sólo no se estaban cumpliendo, sino que se estaban ignorando de manera evidente.

Todo el público fue testigo de como chicas famélicas se paseaban por el tapiz madrileño 'luciendo' escuetas prendas que, a pesar de su escasez, les bailaban sobre los prominentes huesos de las caderas y costillas y sobre unas clavículas que parecían querer abandonar el cuerpo. Una vez que llegaban al final de su recorrido y giraban para volver al 'backstage' el espectáculo era casi peor. Los ojos se clavaban más en unos omóplatos sobresalientes a modo de alas y en una columna vertebral cuyos nudos podían palparse uno a uno por debajo la piel.
«Era terrible, porque cuando veías a esas chicas sin maquillar, sin los vestidos, sin las luces y los efectos 'glamourosos' que provoca la pantalla el espectáculo era dantesco», resume Mª Carmen González, presidenta de ADANER (Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia y Bulimia Nerviosa).

Gracias a la presión que ha encabezado este colectivo, las cosas han dado un giro este año. La Pasarela Cibeles es un acontecimiento que se subvenciona con dinero público y los que quieran gozar de estas ventajas tendrán que acatar las normas que en su día se propugnaron.
Más allá de consideraciones administrativas y a pesar de que muchos implicados en el mundo de la moda han puesto el grito en el cielo ante lo que consideran una intromisión en su libertad creadora, lo cierto es que la decisión adoptada por la organización del evento madrileño ha sido aplaudida en otros foros similares (Semana de la Moda de Londres, Pasarela de Milán, revistas de La India...), y por parte de diversas organizaciones como la Asociación Española de Pediatría y la Sociedad Española de Medicina Estética y la Confederación de Consumidores y Usuarios.
Pero, ¿tiene sentido que las modelos con un Índice de Masa Corporal (IMC) inferior a 18 no se suban a una pasarela? Estos son los motivos médicos que han justificado esta controvertida decisión.

- ¿Qué es el IMC?
El Índice de Masa Corporal (IMC) es un baremo objetivo para establecer la proporción saludable entre la altura de una persona y su peso. Se calcula dividiendo el peso de una persona (expresado en kilos) entre su altura, expresada en metros y elevada al cuadrado. Está aceptado desde hace años por la OMS y la comunidad científica internacional y es una herramienta útil para determinar el estado de salud y el riesgo de padecer enfermedades derivadas de un estado nutricional con carencias (osteoporosis, propensión a las infecciones, alteraciones hormonales, debilidad...).

- ¿Cuál es un IMC normal?
Entre 18,5 y 24,9 se considera que una persona está en su peso y que, por tanto, corre menos peligro de enfermar a causa de sus hábitos nutricionales. Si se sobrepasan estos límites, tanto por arriba como por abajo, las probabilidades de desarrollar obesidad y patologías cardiovasculares por un lado o malnutrición y trastornos de la conducta alimentaria, por otro, aumentan progresivamente. Es decir, las chicas que han pasado la prueba establecida en Cibeles están muy delgadas, pero sanas, según este indicador.

- ¿Están enfermas las modelos rechazadas por Cibeles?
No, y ningún especialista lo ha dicho. «Simplemente son chicas que se encuentran en una situación de cierto riesgo y que son más propensas a padecer algunos trastornos, según este parámetro. Como médicos no podemos dar opiniones subjetivas, hemos buscado criterios objetivos y el IMC lo es», aclara Susana Monereo, jefe de sección del servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe (Madrid) y portavoz del equipo médico que evaluó a las modelos antes de iniciarse el evento madrileño.

- ¿Y qué hay de la genética?
Muchos han proclamado que las modelos son extremadamente delgadas debido a sus genes, a su constitución y a su metabolismo. «Eso puede ser cierto, pero se trata de excepciones. A la mayoría, estar delgado hasta esos límites les cuesta dieta draconiana y ejercicio», afirma la presidenta de ADANER. Monereo lo corrobora y, además, añade que «una chica que sea alta y muy delgada por naturaleza pero que esté sana alcanza el IMC requerido sin ningún problema». Ambas portavoces han insistido en señalar que las modelos seguirán siendo altas y delgadas y que, de hecho, tener un IMC de 18 es estar muy delgado. «No deberíamos perder de vista lo que es la normalidad. En los últimos años este concepto [en cuanto al peso] se ha denostado y una chica que se encuentra dentro de los límites de la normalidad ahora se considerada que está entradita en carnes, gordita», ejemplifica González.

- ¿Esta medida acabará con la anorexia?
No. La anorexia es una enfermedad que está descrita desde hace cientos de años. En su aparición y desarrollo influyen factores genéticos, culturales, sociales y ambientales. El paso que ha dado Cibeles es una contribución preventiva para atajar este problema que ha adquirido una magnitud inquietante.

- ¿Sólo preocupa la anorexia?
En absoluto. El culto al cuerpo y la transmisión de la idea de que el éxito, la felicidad y la realización personal están indefectiblemente unidos a la imagen han traído de la mano todo un rosario de trastornos de la conducta alimentaria por los que los especialistas también están alerta.
La anorexia y la bulimia son los problemas con los que la sociedad está más familiarizada, pero hay otros que también están relacionados con los hábitos nutricionales y con la percepción de la imagen corporal. De esta manera, está aumentando la incidencia de la vigorexia (obsesión por lograr un cuerpo musculoso y por hacer ejercicio para lograrlo, también llamado complejo de Adonis) o la ortorexia (fijación patológica por la comida sana, lo que lleva a renunciar a los alimentos sospechosos de ser 'impuros').

No se pueden olvidar lo que los especialistas llaman síndromes subclínicos. Es decir, se pueden padecer uno o varios síntomas de alguna enfermedad o desarrollar factores de riesgo para padecerla, pero no haber llegado a cumplir con todos los requisitos necesarios para elaborar un diagnóstico clínico.
«Estos casos también son preocupantes porque tarde o temprano acaban derivando en un trastorno en toda regla», explica la representante de ADANER. «Cuando el único objetivo en la vida es lograr un cierto peso o tener un determinado aspecto, sea cual sea, ya nos encontramos ante una señal de alarma», corrobora la doctora Monereo.

- ¿Qué más hay que hacer?
El plano preventivo debe afrontarse desde los condicionantes externos que han demostrado su influencia en el aumento de los trastornos de la conducta alimentaria. Éstos son, fundamentalmente, el colegio, la familia y los medios de comunicación.
Un estudio publicado en febrero en 'Pediatrics' puso de manifiesto que los chavales que en el centro escolar eran objeto de las burlas por parte de sus compañeros a causa de su peso tenían más riesgo de desarrollar alteraciones de la conducta alimentaria y que, sobre todo las chicas, tomaban la decisión de hacer dieta en función de este escarnio. «Las escuelas deberían poner en marcha políticas explícitas acerca de este tipo de comportamientos, igual que ocurre con la segregación racial o el acoso», concluían los autores.

Por su parte, el núcleo familiar no puede mirar hacia otro lado en este tema. Así, es importante no juzgar a los pequeños por su aspecto, por su peso o hacer alusiones despectivas habituales relacionadas con su imagen.
Además, deben predicar con el ejemplo, pues la evidencia científica que apunta que las madres que se pasan la vida probando dietas, tratando de perder peso, preocupadas por su aspecto físico o que incluyen el tema de la delgadez en sus conversaciones ejercen una influencia muy negativa a la hora de que sus vástagos se hagan una idea de lo que significa tener buen aspecto.
Finalmente, los medios de comunicación no pueden eludir su responsabilidad.

Numerosos trabajos han demostrado que el mundo de la moda se ha convertido en un referente para la sociedad, especialmente para las adolescentes, que acaban haciendo esfuerzos sobrehumanos por parecerse a la modelos que ven en sus revistas.
Estas publicaciones deberían cuidar el tipo de modelos que muestran así como promover un estilo de vida bello ligado a la salud. Así, tendrían que vigilar la idoneidad de las dietas de las que se hacen eco y dar más importancia, por ejemplo, al ejercicio, pues también se ha comprobado que muchas chicas hacen deporte animadas por ellas.

- Reclamaciones asistenciales.
Desde ADANER hace años que se vienen demandando unidades multidisciplinares para tratar estos problemas. Éstas deben contemplar el ingreso hospitalario, la atención hospitalaria de día y la atención ambulatoria continuada para vigilar la evolución en el tiempo y evitar recaídas. «Muy pocas comunidades autónomas las tienen», se queja González. Entre tanto, si se sospecha que existe un problema de esta índole lo mejor es acudir a la asociación más cercana. Desde allí se canaliza toda la información.

Una polémica que no ha sido tan agria

En realidad, la supuesta indignación de las modelos no ha sido para tanto. «La relación con ellas fue estupenda, acudieron a pasar la prueba porque lo consideraron un requisito para hacer su trabajo», recuerda Susana Monereo, portavoz, además, de la SEEN (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición). Es más, la inmensa mayoría entraba dentro de los límites de la normalidad. Finalmente, las que no superaron el corte -cabe recordar que porque estaban bastante por debajo del 18 exigido-, lejos de poner el grito en el cielo, «se interesaron por su salud, pidieron más información acerca del significado del IMC y preguntaron cómo podían incrementar un poco este índice sin poner en riesgo sus futuros trabajos», dice la especialista del Hospital Universitario de Getafe.

¿Y cómo se logra engordar sin abultar? Pues según los especialistas, no hay fórmulas mágicas. Se deben hacer cinco o seis comidas al día, en pequeñas cantidades. Hay que prestar mucha atención a la calidad de los productos que se eligen y eliminar por completo los caprichos. Es prioritario cocinar con poca grasa y procurando no añadir calorías innecesarias (salsas, aditivos...). Además hay que hacer ejercicios específicos para mantener la salud cardiovascular y un tejido muscular estilizado y flexible.

HAY QUE TENER CLARO QUE...
- Se puede ser alto y delgado gracias a la genética pero, a la mayoría de la población, mantenerse estilizado le supone cuidar bastante su alimentación y hacer ejercicio.
- Pesar más no significa estar gordo. El músculo pesa más que la grasa. Así, alguien sano estará más delgado que otra persona 'fofa'.
- Los cambios hormonales propios de la adolescencia tienden a redondear la silueta femenina en caderas, glúteos, pecho y muslos (constituyen la reserva grasa necesaria para tener hijos). Si se desea atenuar estas formas femeninas hay que recurrir a dietas equilibradas y al ejercicio físico.
- Bajar de peso con dietas demasiado restrictivas eleva el riesgo de osteoporosis, aumenta la predisposición a las infecciones, deshidrata y envejece la piel. Estropea el pelo y las uñas.
- El mero hecho de 'vivir a dieta' eleva el riesgo de acabar padeciendo anorexia o bulimia.

Fuente: El Mundo

05 septiembre 2006

Pasarela Cibeles firma acuerdo para presentar modelos saludables

La 44 edición de Pasarela Cibeles contará con el asesoramiento de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), tras la firma de un acuerdo de colaboración para promover que la elección de las modelos responda a cánones de belleza saludables, alejados de la extrema delgadez.

Pasarela Cibeles informó hoy en una nota de que el convenio, suscrito el pasado 30 de agosto, promoverá que el prototipo de mujer en los desfiles 'responda a unos parámetros visuales estéticos dentro de los límites saludables, acordes con la realidad actual, incidiendo en la adopción de hábitos alimentarios sanos'.

El aspecto de las modelos ha suscitado controversia en las últimas ediciones de Pasarela Cibeles, cuya próxima edición tendrá lugar entre el 18 y el 22 de septiembre, en el madrileño Parque del Buen Retiro.La SEEDO, integrada por más de 400 facultativos especializados en obesidad, asesorará a los responsables de la Pasarela 'para garantizar la participación de maniquíes cuyo índice de masa corporal responda, en función de su constitución, a medidas saludables', agrega la nota.

El límite no estará en una talla concreta, ya que, tal y como explicaron a Efe fuentes de la organización, 'no hay nada que regule directamente las medidas que dan una talla, ni la 38 ni ninguna otra, porque en el mundo de la confección no hay tallas estándar'.El presidente de la SEEDO, Basilio Moreno, señala en declaraciones recogidas por Pasarela Cibeles que esta iniciativa es 'una excelente oportunidad para trasladar a la sociedad que la belleza no está enfrentada con la salud, sino que a más salud, más belleza'.

Por su parte, la endocrinóloga Susana Monereo, miembro de la SEEDO y de la Agencia de Seguridad Alimentaria Española, destaca que la oportunidad de trabajar directamente con el mundo de la moda 'permitirá dar a conocer la problemática que entraña el bajo peso de las jóvenes, no tanto por lo que se ve, sino por lo que no se ve, como problemas psicológicos u osteoporosis, que pueden llegar a presentarse a largo plazo'.

Los organizadores de Pasarela Cibeles tratan con este convenio de ratificar su compromiso por mostrar modelos 'que transmitan belleza y salud', al declararse 'conscientes de la sensibilidad social ante el grave problema que suponen los transtornos del comportamiento alimentario y, en concreto, de la anorexia y la bulimia'.

EFE

02 julio 2006

La procesión va por dentro

Adela Dávila Estelritz PRENSA ASOCIADA

A todos nos pasa y es natural: la mayoría tendemos a pensar que lo malo que nos sucede, nos pasa sólo a nosotros y a nadie más. Si algo se nos rompe en el momento más inoportuno, si algo se nos olvida cuando más lo necesitamos o si una cosa nos cuesta más cara de lo que habíamos presupuestado, muchos imaginamos que los únicos atravesando por ese inconveniente somos nosotros.

Pero, qué va. Somos muchos los hijos de muerto. Sobre todo, cuando se trata de problemas con el manejo del apetito y nuestra respuesta/reacción a las situaciones de la vida. En circunstancias estrésicas, las preocupaciones, tristezas y otros sentimientos fuertes -casi siempre negativos- suelen provocar en muchos de nosotros que comamos de manera desenfrenada.

Precisamente ése es el caso de una joven muy exitosa, con una carrera y un futuro brillante, y de quien muchos no sospechaban que padecía de un desorden alimentario. Nos referimos a Katharine McPhee, concursante de "American Idol", que llegó a primera finalista de dicho evento.

La hermosa y talentosa muchacha cautivó a los jueces de "American Idol", incluyendo a Simon Cowell. Este odioso británico ha hecho carrera ocupando el lugar del villano, con críticas a los concursantes, las cuales a veces han rayado en lo ofensivo. A pesar de ello, sobre esta chica Cowell expresó: "Su voz ha sido lo mejor de esta competencia". Y, aunque Katharine no ganó la competencia -el premio fue para Taylor Hicks-, las ofertas de trabajo no se hicieron esperar y la joven está encaminada a un futuro exitoso.

Pero, no empece a tan grande victoria -en "American Idol" llegar en segundo lugar es casi mejor que ser el primero- Katharine se sentía muy sola guardando el secreto de la procesión que llevaba por dentro. Y mientras el mundo la veía delgada y bonita, y la escuchaba cantar como si no tuviera ni un solo problema en la vida, la chica ocultaba la terrible la verdad sobre su bulimia. Esta enfermedad se caracteriza por períodos de dieta bien estricta, seguidos por episodios de comer desenfrenadamente para, luego, tratar de deshacerse de lo ingerido por medio de purgantes o induciéndose el vómito.

Katharine, cuyo cuerpo empezó a cambiar a partir de los 13 años, se sentía consciente de las curvas que estaba desarrollando. De hecho, a riesgo de perjudicar su voz, a partir de los 17 años la jovencita recurrió al vómito para deshacerse de lo que comía con frenesí.

Años más tarde, Katharine supo que los ácidos estomacales que devolvía pudieron haberle afectado las cuerdas vocales al punto que hubiera podido perder su fabulosa voz. Y todo por no saber cómo controlar su bulimia. Por eso, con la ayuda de sus padres y su novio, en octubre de 2005 Katharine ingresó en el "Los Angeles's Eating Disorder Center of California". Allí pasó tres meses participando en terapia de grupo y con sesiones de terapia individual seis días a la semana.

Durante su estadía, por fin pudo interiorizar que la comida era para ella como una muletilla en la cual se apoyaba para poder lidiar con sus emociones. Para sobreponerse al problema, tuvo que rendirse y aceptar que la solución a sus problemas nunca estaría fuera de ella, sino dentro de sí. Y sólo enfrentando a sus monstruos cara a cara podría vencerlos.

Por eso es tan importante que este tipo de problema no tratemos de sobrellevarlo solos. De modo que si sospechas que puedes estar padeciendo de bulimia o alguna otra enfermedad relacionada con la forma en que te alimentas, procura buscar ayuda cuanto antes.

22 junio 2006

Un nuevo sistema de mensajería instantánea ayuda a los enfermos de anorexia y bulimia

La asociación Protégeles utiliza el programa 'messenger' para resolver dudas y compartir problemas La iniciativa tecnológica partió de las propias jóvenes
MARTA VILLALBA/MADRID

El sistema permite una relación personalizada con cada paciente.


Intercambiarse el número de teléfono ya no se lleva. Ahora para estar en la onda (juvenil) lo suyo es dar la dirección del 'messenger', que es la herramienta de comunicación de los jóvenes españoles por excelencia (con permiso del móvil).

La organización Protégeles, defensora de los menores, así lo ha hecho, al integrar esta vía de comunicación en su particular cruzada contra la anorexia y la bulimia. El resultado es que el 'messenger' es un medio de comunicación muy efectivo para ayudar a niñas y adolescentes que están en ciernes de desarrollar esta patología o ya lo han hecho.

La ONG comenzó (a principios de año) a utilizar la mensajería instantánea para comunicarse con las jóvenes con trastornos en la conducta alimentaria (TCA) porque ellas lo demandaron. En la actualidad, cuatrocientas chicas, el 75 por ciento de ellas menores de edad y el resto universitarias, prefieren este canal para resolver sus dudas o contarle sus problemas a los especialistas de Protégeles. La mitad son españolas. A cada una se le asigna un psicólogo, que le atiende en tiempo real siempre que ella lo necesite. «El 'messenger' permite dar una atención personalizada, en tiempo real y a diario.

Además, la comunicación es anónima, privada y gratuita», cuenta Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles. La consecuencia de todo esto es que las niñas y adolescentes se sinceran con su psicólogo mucho más que utilizando cualquier otra vía de comunicación, lo que permite profundizar en su problema. «Proporcionan la información que ellas quieren. Nosotros les hacemos una ficha y vamos apuntando los datos que ellas dan», explica Cánovas.Evitaron un suicidioLas jóvenes dan detalles de su vida (casi sin darse cuenta, como lo harían conversando con una amiga), que en un momento dado pueden ser vitales.

Así sucedió cuando la despedida de una de las jóvenes hizo sospechar a su psicóloga que lo que podría estar diciendo era que se iba para siempre. Datos que la menor había facilitado, como su edad, su nombre y el de la localidad donde residía, «afortunadamente una ciudad sólo con 25.000 habitantes», señala Cánovas, fueron suficientes para «encontrarla en el colegio, hablar con ella y con los padres y evitar su suicidio».Es más, «aportan información que normalmente no dan por otros medios», cuenta Teresa González, del equipo de seis psicólogos de la organización, a raíz de su experiencia con una adolescente que un día le contó que habían abusado de ella. «Era la primera vez que la menor se lo decía a alguien.

Cuanta más información se tenga de la persona, puedes tratar muchos más aspectos». Las que tienen 'webcam' cuando quieren la utilizan, visión que sirve también para el trabajo de evaluación de los especialistas.El programa se incorporó al servicio de atención de Protégeles en enero. Fue hace dos años cuando la ONG abrió esta línea de ayuda a través de Internet para personas con TCA, con el correo electrónico como medio de «hablar» con ellas. Además, crearon dos páginas web, www.anaymia.com y www.masqueunaimagen.com.

12 junio 2006

«A los anoréxicos y bulímicos les cuesta procesar sus emociones»

ENTREVISTA.
Alberto Espina Eizaguirre, coordinador de la unidad de salud mental infanto-juvenil del hospital marítimo (Clínico)

El psiquiatra afirma que el futuro hospital de día de su unidad evitará muchos ingresos hospitalarios. Insiste en que en estos casos "no hay nada que hacer" sin la colaboración de los padres

CARMEN L. CUETO. MÁLAGA
Desde hace tres años el prestigioso psiquiatra vasco dirige la unidad de atención mental para jóvenes y niños que el Hospital Clínico Virgen de la Victoria tiene en Torremolinos. Muchos adolescentes afectados por trastornos de la alimentación (los más conocidos son la anorexia y la bulimia) pasan al año por su consulta. En 2005 fueron 69.-¿Es más complicado abordar los trastornos alimenticios que otras patologías mentales?-El trastorno en la alimentación es sólo un aspecto de la enfermedad tras la que conviven varios más de índole mental. Los problemas con la comida van sumados a los trastornos depresivos y de ansiedad y en muchas ocasiones se producen también trastornos obsesivos.

No debemos tampoco olvidar que la falta de comida provoca alteraciones psicológicas. El problema de estos casos radica en la complejidad de su abordaje integral y en el riesgo, siempre latente, de que el paciente puede perder la vida. -Las situaciones más conocidas son la anorexia y la bulimia. Se puede decir que una es peor o mejor que la otra.-Son diferentes. La bulimia tiene un mayor riesgo de cronificación, por falta de detección y, de hecho, esta patología es más fácil de ocultar. La pérdida de peso de la anorexia la hace muy evidente.

De hecho, la anorexia restrictiva (caracterizada por dejar de comer) es muy dramática, sus efectos asustan mucho, pero conlleva menos trastornos de la personalidad. Psicopatológicamente hablando la anorexia purgativa (no comer y vomitar) es más grave. Asimismo, se ha determinado que en el 33% de los casos de bulimia es posible detectar abusos sexuales durante la infancia y que en un tercio de los casos de esta enfermedad subyacen trastornos límites de la personalidad que llevan a conductas de riesgo con el alcohol, las drogas o la sexualidad.-El 98% de los pacientes con estos problemas son mujeres.

¿Por qué está tan feminizadas estas situaciones? -En nuestra sociedad se lanzan con persistencia varios mensajes. El primero es que la delgadez triunfa y el segundo es que el hombre vale por lo que es y la mujer por lo que parece. Ese bombardeo es continuo y las mujeres son más vulnerables a él en ciertos momentos de su vida en los que procesa la información como: `si mi apariencia no es la adecuada, yo no soy adecuada´. A ello se suman situaciones familiares y sociales concretas, un bajo autoconcepto de uno mismo, un principio de depresión e incluso podría haber algún factor genético que aún desconocemos.

Pero es la presión social la que más favorece la caída en ese trastorno y no en otro.-¿Pero qué motivos psicológicos pueden actuar como detonante?-Hay algunos rasgos. Se estima que que el 70% de los pacientes con trastornos alimenticios sufre alexitinia, es decir, dificultad para procesar el mundo emocional, para expresar verbalmente sus sentimientos, los cuales se acaban manifestando mediante conflictos con su cuerpo, como los trastornos de la alimentación. Por ello, es imprescindible contar con la colaboración de los padres, para ayudarles también a ellos a adentrarse en el mundo de las emociones compartidas.

Conforme se trabaja ese ámbito con los niños ellos mismos van descubriendo sus conflictos psicológicos y aprenden a manejarlos.-¿Y suelen colaborar los padres en los tratamientos? -En general sí lo hacen, porque de eso depende la recuperación de sus hijos. Sin la colaboración de los padres, no hay nada que hacer.-La presión que generan problemas como estos debe ser muy fuerte. ¿Cómo afectan estas situaciones a los entornos familiares? -La carga es, en efecto, incluso excesiva. Hemos comprobado que prácticamente el 60% de las madres (las principales cuidadoras de los enfermos crónicos en los hogares) llegan a presentar trastornos de ansiedad cuando surgen situaciones así en sus hogares.-¿El proceso de recuperación suele ser muy largo? ¿Y es exitoso?-Los tratamientos hacen que remitan los síntomas y la paciente pueda hacer vida normal. En general, englobando todas las situaciones, podemos decir que el tratamiento puede ser de seis meses o de tres años.-

Al servicio que brinda el Hospital Marítimo de Torremolinos le falta el de hospital de día, cuya puesta en marcha ha sido anunciada por la Consejería. ¿Cuál es su valor terapéutico? -El hospital de día podría evitar muchos ingresos hospitalarios. Se estima que dispondrá de 15 a 10 plazas y tendrá prácticamente tratamiento durante todo el día. Ahora ofrecemos tratamiento en talleres durante dos o tres horas diarias, pero el hospital permitirá a los afectados comer aquí, desarrollar tratamientos intensivos y crear programas nuevos, como terapia de masaje destinada a sentir el cuerpo como algo bueno.

04 junio 2006

Una investigación encuentra un vínculo entre la violencia y los trastornos alimentarios.

DESPUÉS DEL SECUESTRO de Ana María, la segunda hija de 12 años, la familia decidió trasladarse a España. Las cosas no mejoraron para ella, y ocho meses después comenzó a tener síntomas de anorexia y a rasgarse la piel con las uñas o los objetos que encontrara a su alcance. La familia regresó a Colombia seis años más tarde, cuando la situación de Ana María ya era crónica. Las psiquiatras que la atendieron en el programa Equilibrio, de Bogotá, encontraron su cuerpo en los huesos y lleno de cicatrices.

Desde hacía un tiempo, las expertas de la institución venían atendiendo mujeres y hombres cuyos trastornos alimentarios -anorexia, bulimia o atracones- estaban precedidos de eventos traumáticos como abusos físicos, secuestros, boleteos, homicidios contra familiares, amenazas o desplazamientos forzosos. La idea según la cual estos trastornos tienen un alto componente de vanidad o excesiva exigencia personal quedaba en entredicho. Más aún, la revisión de los datos de la institución reveló que cuando se intentaba frenar estos casos con tratamientos habituales, la tasa de éxito era más baja.

Equilibrio hizo seguimiento a 160 mujeres, y los avances de su estudio serán presentados esta semana en Barcelona, España, durante la reunión anual de la Academia para los Trastornos Alimentarios. Para los expertos internacionales el trabajo ha resultado llamativo en cuanto plantea causas poco documentadas de estas alteraciones y en personas que no necesariamente son adolescentes, sino también mayores de 30 y niñas que no se han desarrollado.
El hallazgo ha llevado a plantear nuevas estrategias de tratamiento. "Desarrollamos un modelo distinto, con énfasis en el manejo del trauma -dice la psiquiatra Maritza Rodríguez, autora principal del estudio-. Esto consiste en identificar las experiencias anteriores a la aparición de los síntomas y trabajar con alguien que se siente víctima". Según la especialista, identificar tempranamente las raíces del problema permite una intervención oportuna -incluso en el ámbito familiar- y resultados más rápidos.


Siempre víctimas

Las personas que han vivido experiencias traumáticas suelen considerar que merecen ser blanco de agresiones y adoptan comportamientos que buscan revivir esos momentos. "Dejar de comer es una forma de torturarse, es volverse a victimizar -añade Rodríguez-. La persona busca una expiación mediante el ayuno, las purgas o los vómitos. Se castiga para poder aislarse, para no tener cuerpo porque considera que el cuerpo es un peligro".
De esta manera, el castigo autoinfligido se vuelve una especie de alivio porque le da sentido al dolor emocional. Sin embargo, es un dolor sobre el que la persona tiene dominio, como era el caso de Ana María. Después del secuestro y el exilio, se sentía sin piso y sin raíces, pues había perdido su entorno seguro. La anorexia que desarrolló era entonces un mecanismo con el que pretendía tener control de su desesperanza.


Adiós estigmas

El estudio de Equilibrio resulta oportuno, pues el desconocimiento de las dolencias y la falta de evidencia sobre la eficacia de muchos tratamientos son considerables. Justamente, uno de los propósitos del encuentro en Barcelona es el lanzamiento de un capítulo mundial para la acción en los trastornos alimentarios, mediante el cual se busca mejorar la información, velar por el acceso de estos pacientes a tratamientos adecuados, acabar con el estigma de la enfermedad y erradicar creencias como que la gente elige su alteración por voluntad propia.

Por eso Juanita Gempeler, codirectora del programa Equilibrio y autora principal del modelo de intervención, afirma: "Hay una corriente que cree que estas conductas son moda, que las niñas que las padecen son superficiales. Pero lo cierto es que tienen bases biológicas y el ambiente social termina por desencadenarlas". Y como concluyeron las autoras del estudio, la violencia local juega un papel nada despreciable para que así ocurra.

Tres tristes trastornos


ANOREXIA. Es el rechazo a mantener un peso normal para la talla y la edad. Se presenta una distorsión de la imagen corporal y una negación de la situación nutricional real. El paciente se impone un consumo cada vez menor de alimentos o se induce el vomito o abusa de laxantes, diuréticos o píldoras adelgazantes.
BULIMIA. Se caracteriza por comilonas en las que hay pérdida de control sobre el comportamiento, seguida de sentimientos de culpa y actos compensatorios como el vómito autoinducido o el abuso de laxantes, diuréticos o píldoras adelgazantes. En la bulimia el peso suele estar normal y en ocasiones un poco elevado.
TRASTORNO POR ATRACONES. Se diferencia de la bulimia en que el paciente no realiza actos compensatorios después de las comilonas.

03 junio 2006

¿Fobia a las verduras y a las frutas?

No es tan normal como parece. Si sus niños rechazan la mayoría de alimentos pueden sufrir de neofobia.

Si a pesar de insistir en que su hijo coma ciertos alimentos, de perseguirlo por toda la casa con una cuchara detrás y de camuflarlos en diferentes preparaciones, él no acepta más que salchichas, maíz y leche, empiece a preocuparse. Puede sufrir de una patología nueva en los niños que se conoce como neofobia y se define por el rechazo absoluto a determinadas comidas. Así define este trastorno la nutricionista Adriana Botero quien sostiene que se caracteriza por la preferencia de dos o tres alimentos y la resistencia a las otras gamas de nutrientes.

El problema es la causa de más de un dolor de cabeza en los padres que los tildan de caprichosos y malcriados, sin darse cuenta que, en ocasiones, son ellos quienes fomentan esos comportamientos.

"Cuando se hace un proceso de introducción a la alimentación complementaria, a partir de los cuatro meses, hay dos corrientes: unos empiezan con los cereales y otros con las frutas, luego las verduras, las harinas y las sopas, junto con las proteínas. Así, poco a poco se van creando los parámetros de acondicionamiento de alimentación del niño. Ese es el momento que las mamás deben aprovechar y no dejarlos al cuidado de otras personas que no lo hacen con dedicación. Para algunos es más fácil darles un jugo de caja y un alimento de paquete que prepararles la comida. Ahí nacen algunas de las fobias".

MOMENTOS CRÍTICOS

Uno de los momentos cruciales en la alimentación del bebé es cuando deja la leche materna. Y si el primer alimento que prueba es una fruta, obviamente va a tener una reacción porque se trata de un sabor nuevo, distinto del que venía manejando durante los primeros cuatro meses.
"El éxito está en la perseverancia de mamá para despertar su afecto por ciertos alimentos. Si el niño pone cara de estupor ante una granadilla, entonces la mamá prueba con papaya, si no funciona, lo hace con una manzana.

Ese es un error, debe probar por lo menos tres o cuatro días con el mismo para que tenga aceptación y desarrolle sus papilas gustativas", dice Botero
Lo mismo sucede con las verduras, donde todo depende de la actitud de los adultos. Ellos son el modelo y los responsables de que los pequeños adquieran buenos hábitos o no. El segundo momento coincide con los dos o tres años de edad, cuando empieza su experiencia de contacto con el mundo llevándose todo a la boca. Una etapa en la que además se hace difícil introducir alimentos que no recibieron antes, sobre todo si la mamá durante el embarazo siguió una dieta monótona.

Preparación, la clave para abrir el apetito

Un estudio inglés, publicado en la revista Journal Appetite, que se realizó entre 564 madres, reveló que los pequeños no muestran un rechazo a ciertos alimentos al azar sino a un grupo de ellos. Entre los más ‘odiados’ se encuentran las verduras, las frutas y el pescado, en los que tienen entre dos y seis años.
Según la nutricionista Claudia Angarita, esto sucede con frecuencia por la presentación que se les da que no es agradable al paladar y porque si no se las comen, no se las ofrecen. "Hay que hacer negociaciones (pedirles que coman determinada cantidad) pero nunca dejar de servirlas y mezclarlas con sopas, arroces o tortas".

Pero la fobia a los alimentos parece tener una excepción: los dulces. Para la nutricionista Adriana Botero esto tiene una explicación: la leche contiene azúcar y genera más emoción en los niños que lo salado.

Sin embargo, es un error de madres y abuelas endulzar alimentos como compotas y teteros para que los niños los acepten. Lo único que aumentan es el riesgo de que la caries ataque sus dientes. "Entre más naturales sean, mucho mejor", agrega.

Tampoco hay que olvidar que muchos de los hábitos de alimentación están condicionados por los estados emocionales del niño, que cuando tiene rabietas puede manipular a sus padres. También suele suceder que lo que hoy les gusta, mañana les produce aversión. En ese caso, lo ideal es esperar una o dos semanas y presentarles el alimento en otra preparación. Pero, hay que saber encontrar los límites, tampoco hay que obligarlos.

Lo claro es que no es una creencia que los buenos hábitos empiezan en la casa, esa es la realidad. Cuando son permanentes en el tiempo, los niños aprenderán a comer bien.

LOS RIESGOS DE NO COMER BIEN

TRASTORNOS. El problema de las fobias a los alimentos en la niñez es que pueden conducir a trastornos de alimentación como la anorexia (total desinterés y aversión por la comida por el temor a aumentar peso, al punto de ver una figura distorsionada de sí mismo), bulimia (periodos compulsivos de alimentación que acompañan conductas como provocar el vómito por el miedo a engordar) y la ortorexia (el rigor estricto con los hábitos de alimentación. No probar ciertos alimentos).

Por eso, es importante buscar ayuda profesional ante cualquier problema en la alimentación, que generalmente corre por cuenta de un psicólogo y un nutricionista. Entre más temprano, mejor, pues los procesos de reeducación suelen ser complicados.

30 mayo 2006

Calor contra anorexia

Dos son los aspectos novedosos que hallamos en la investigación que desde hace años abandera un grupo de investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), inscrito en la Unidad de Venres Clínicos de la Facultad de Psicología. El primero, la hiperactividad que demuestran las personas en un proceso anoréxico es un aspecto clínico que se ha soslayado con frecuencia atribuyéndolo a una mera intencionalidad del (normalmente la) paciente para quemar calorías. Sin embargo, el equipo que encabeza el profesor Emilio Gutiérrez García ha demostrado en modelos animales que la hiperactividad es mayor cuando la ingesta de comida es menor, pero bien al contrario si se aumenta la temperatura ambiental, entonces la actividad (de la rata, en el caso probado, y sobre una rueda) disminuye ostensiblemente.

El segundo asunto a investigar es la relación del trastorno alimenticio con una determinada latitud del planeta, incluso con la intensidad y la duración de la radiación solar, esto es, el clima influiría en la mayor o menor prevalencia de la enfermedad.El profesor Gutiérrez, del Departamento de Psicología Clínica de la USC, ya fue el primero en estudiar la relación entre la temperatura ambiente, la restricción de comida a ratas y su actividad, en colaboración con la Universidad de Sydney. En su trabajo probó que los roedores resisten muchos días y llegan incluso a recuperar peso cuando pueden correr, no tienen suficiente comida (sólo una hora y media diaria), pero en cambio con la temperatura ambiental calurosa sí logran sobrevivir en mejores condiciones.

Los psicólogos de la Universidad santiaguesa interpretan tal relación como un mecanismo termorregulador que se activa en el organismo de la rata, de modo que la mayor actividad física funcionaría como generador de calor para remediar la hipotermia que provoca la pérdida de peso.Modelo animal aplicado al humanoY esto... ¿qué puede implicar en el organismo humano? Según Gutiérrez, la investigación en el modelo animal muestra que la hiperactividad podría ser una especie de acto reflejo, un comportamiento involuntario que se relacionaría con la hipotermia característica de los anoréxicos. Atendiendo a dicha hiperactividad desde el punto de vista clínico se procedería al diseño de un tratamiento ambulatorio para el trastorno a base de aumentar el nivel calorífico del cuerpo, lo que compensaría el hecho de que en la actualidad todavía no exista ningún tratamiento psicológico ni farmacológico eficaz contra la anorexia nerviosa, que tiene una elevada tasa de mortalidad de entre el 10 y el 15 por ciento de sus afectados.

En ese abordaje terapéutico, el equipo del profesor Gutiérrez analiza la aplicación de calor sobre el paciente, y trabaja también con el empleo de saunas y chalecos térmicos como elementos indispensables a incorporar en el tratamiento rutinario de los aquejados de anorexia nerviosa. Una tarea que se completará cuando se descifre el mecanismo exacto que se pone en marcha con el calor para favorecer la ingestión de alimentos y reducir la actividad física. Los investigadores no descartan, incluso, que tal hallazgo contribuya al desarrollo de un medicamento específico en próximas fechas.


Terra Actualidad - Vocento/VMT

04 mayo 2006

Los antecedentes traumáticos durante la infancia favorecen la aparición de bulimia

El estrés infantil altera la regulación del cortisol, según un estudio español

Según un estudio realizado por Marina Díaz Marsá, padecer un estrés importante durante la infacia predispone la aparición de trastornos en la conducta alimentaria, especialmente la bulimia nerviosa. Además el estrés infantil es capaz de alterar la regulación del cortisol, el neurotransmisor que modula la respuesta al estrés.

· E. Sainz Corada - 03/05/2006

Padecer un estrés importante en la infancia o adolescencia predispone, en la vida adulta, a la aparición de trastornos de conducta alimentaria, especialmente la bulimia nerviosa. Ésa es la conclusión a la que llega un estudio realizado por Marina Díaz Marsá, en colaboración con los doctores Basurto, Carrasco y el profesor Juan José López-Ibor, y cuyos resultados fueron presentados por primera vez a nivel internacional en el Congreso Centenario López Ibor.
El trabajo, llevado a cabo con un total de 90 pacientes (60 con bulimia y 30 sin patología alimentaria ni psiquiátrica) y pendiente aún de publicación, analiza la influencia de antecedentes traumáticos y de estrés en el desarrollo posterior de estos problemas y si tienen una repercusión biológica en una alteración que se pueda medir mediante marcadores biológicos. Y la conclusión a la que llega es que sí.


"Hemos visto que, efectivamente la presencia de este tipo de situaciones (pérdida de uno de los progenitores, haber sufrido abusos sexuales, carencias afectivas...) durante la infancia, además de influir en el posterior desarrollo de trastornos alimenticios, tiene una repercusión a nivel biológico, ya que se altera la respuesta al estrés", lo que se traduce en que estas personas tienen una alteración en la regulación del cortisol, el neurotransmisor que modula la respuesta al estrés. Como consecuencia, en situaciones estresantes (como una dificultad en la vida, una frustración), por dificultades en ese manejo del estrés puede aparecer la sintomatología de este tipo, explica Díaz Marsá, responsable de la Unidad de Hospitalización Breve del Clínico de Madrid.

Y no sólo eso, sino que va a predisponer a que la forma de presentación del trastorno de conducta alimentaria sea una bulimia nerviosa. "Es más típica en estas pacientes que en las anoréxicas, y además, va a predisponer las formas más graves, las que tienen una mayor impulsividad, número de atracones y conductas de purga que psicopatológicamente tiene asociado también un trastorno límite de la personalidad".

Conocer las causas influye en el tratamiento, pudiendo aplicar el más conveniente tanto desde el punto de vista farmacológico (siendo los medicamentos que regulan la serotonina y la producción del cortisol los indicados en este tipo de pacientes), como del de la psicoterapia, pues ahondar o afrontar estas situaciones traumáticas va a ayudar a resolver el trastorno.

Control de peso

Por http://salud.latino.msn.com

La alimentación proporciona al ser humano la energía que requiere para llevar a cabo todas sus funciones, las cuales incluyen actividades físicas, intelectuales y fisiológicas (circulación sanguínea, digestión y regulación de la temperatura corporal, entre muchas otras). Para que lo anterior pueda efectuarse de la mejor manera es recomendable seguir dieta equilibrada, la cual debe incluir todos los grupos de alimentos (proteínas, carbohidratos, grasas y fibra) y ser de 2000 calorías diarias aproximadamente.

Ahora bien, si ingerimos gran cantidad de alimentos con alto contenido calórico, por ejemplo, aquellos que tienen demasiada azúcar y grasas, y no practicamos actividad física, estos nutrientes no se utilizan como energía y comienzan a almacenarse en el organismo. En consecuencia, el peso corporal se incrementa y, en algunos casos, se llega a la obesidad (se presenta cuando hay exceso de más del 20% del peso normal), lo cual puede afectar seriamente la salud y derivar en enfermedades como diabetes mellitus, hipertensión arterial y problemas en la columna vertebral, entre otras.

Cabe destacar que también existen factores hereditarios y alteraciones en el organismo que pueden dar lugar al exceso de peso, asimismo, se incluyen problemas psicológicos, como depresión, estrés, ruptura de la unidad familiar, presiones y fracasos escolares o laborales, así como baja autoestima, lo cual propicia manifestación desmedida e incontrolable de hambre.
Ante ello se tiene como alternativa el control de peso, el cual no significa matarse de hambre o recurrir a productos milagrosos que nos librarán de los kilos de más como por arte de magia, sino es un programa que incluye dieta balanceada, práctica de ejercicio físico, terapia psicológica y, en ciertos casos, administración de medicamentos que sólo deben ser prescritos por el endocrinólogo.

Así que tenga en mente que la única manera de perder peso efectivamente es modificando la relación entre la ingestión de energía y su utilización, es decir, reduciendo el consumo de alimentos e incrementando la actividad física. Para tal efecto, siempre es indispensable que solicite la asesoría de un nutriólogo o endocrinólogo para que no ponga en riesgo su salud.

Obesidad o sobrepeso

¿Cómo saber si una persona tiene sobrepeso u obesidad? La herramienta médica que proporciona una respuesta aproximada es el Índice de Masa Corporal (IMC), que se obtiene mediante una operación aritmética que consiste en dividir la cantidad de kilogramos del individuo entre el número obtenido al elevar al cuadrado la cifra de su estatura. Por ejemplo, si alguien pesa 85 kilogramos y su estatura es 1.70 m, deberá dividir 85 entre 2.89 (resultado de multiplicar 1.70 x 1.70), con lo que se obtiene un IMC de 29.4. (Ver calculadora de Peso Ideal e Índice de Masa Corporal). De acuerdo con este cálculo puede determinarse cómo anda nuestro peso corporal, lo cual se puede valorar al comparar el resultado con la siguiente tabla:

Índice de Masa Corporal
Menos de 16 Desnutrición
De 17 a 20 Bajo peso
De 20 a 24 Peso normal
De 24 a 29 Sobrepeso
De 29 a 34 Obesidad
De 34 a 39 Obesidad severa
Más de 39 Obesidad de alto riesgo

Cabe destacar que lo anterior sólo nos muestra una aproximación, ya que no considera la complexión de las personas, asimismo, debe tomarse en cuenta que hay ocasiones en que nuestro peso corporal puede parecer elevado y el IMC, incluso, revelar obesidad, lo cual no necesariamente significa que se tenga un problema, ya que hay individuos que tienen gran cantidad de músculo y éste pesa más que la grasa, lo que frecuentemente le llega a suceder a la gente que practica mucho ejercicio.Por otra parte, es importante saber que existen dos formas de clasificar la obesidad:

Endógena. Se desarrolla a edad temprana, se caracteriza por incremento en el número de células grasas del organismo y se presenta a causa de problemas hormonales o anomalías en las glándulas tiroides (controla el metabolismo) e hipófisis (regula el hambre).

Exógena. Normalmente se presenta en la adultez, ocasiona incremento en el tamaño de las células grasas y se manifiesta cuando se tiene dieta alta en grasas y azúcares.

Evaluación

Actualmente, especialistas en la materia (nutriólogos y endocrinólogos) recurren a nuevo método para evaluar los problemas de sobrepeso y obesidad en la población, el cual revela qué proporción del peso corporal corresponde a grasa y músculo. Esto lo realizan al utilizar un aparato similar a una báscula, mismo que está provisto de sensores especiales que miden con exactitud los componentes antes citados. Pero eso no es todo, ya que también toman en cuenta la complexión de la persona y si su sobrepeso u obesidad es a causa de malos hábitos alimenticios o por problemas internos; asimismo, elaboran historia clínica del paciente y, en algunos casos, solicitan exámenes de laboratorio.

Toda la información registrada permite diseñar un esquema de reducción de peso de manera personalizada y sin poner en riesgo la salud.¿Qué hacer?Someterse a un programa de control de peso no es fácil, ya que se requiere fuerza de voluntad y estar convencido de que es lo mejor para conservar buena salud, asimismo, es indispensable ser constante y tener mucha paciencia, ya que los cambios en la silueta no se reflejan de un día a otro.

La primera indicación es seguir una dieta equilibrada que contenga 57% de carbohidratos (de preferencia complejos, es decir, los que no tienen sabor dulce), 25% de grasas (nunca hay que omitirlas porque permiten la producción de hormonas), 15% de proteínas y 3% de fibra. Pueden incluirse alimentos bajos en calorías y grasas, sustitutos del azúcar y algunos complementos alimenticios.De igual forma, es conveniente practicar ejercicio físico, por lo menos 30 minutos al día, ya que de esta manera se quema parte de las calorías acumuladas en forma de grasas.

Es importante que la rutina a seguir sea impuesta por algún instructor y que no se intente en las primeras sesiones abusar, pues hacerlo puede lesionar articulaciones, desgarrar músculos y ocasionar gran fatiga. Lo pertinente es practicarse un examen médico que indique cuál es la condición del organismo y, partiendo de ello, programar con el entrenador la rutina adecuada.Por otra parte, no hay que olvidar la psicoterapia, pues estudios recientes han demostrado que este método es buen apoyo para quienes tienen que bajar su peso, ya que les permite controlar la ansiedad y compulsión hacia los alimentos, adecuarse al nuevo régimen alimenticio, evitar que se rechacen a sí mismos y ayudar a que acepten que la pérdida de kilos es un proceso que requiere tiempo y disciplina.

Estrategias

Existe todo un conjunto de técnicas que pueden facilitar el proceso de adelgazamiento, a continuación se detallan:Auto-observación. Es importante identificar dónde y cuándo nos excedemos con la comida, pues ello permitirá que evitemos y/o tengamos control ante dichas situaciones. Recuerde que los hábitos alimenticios no se pueden cambiar si no detectamos cuándo solemos comer más.

Planeación. Es necesario organizar las comidas de acuerdo al régimen alimenticio que haya recomendado el nutriólogo o endocrinólogo, asimismo, resulta conveniente hacer listas de los productos que se comprarán en el supermercado para no adquirir comestibles que no forman parte de la dieta. Se recomienda adquirir los alimentos después de haber comido, así se evitará caer en la tentación de consumir algún postre.

Recompensa. Guarde en una alcancía el dinero que solía gastar en antojos y, al finalizar la semana, compre algún artículo de su agrado, por ejemplo, libros, objetos para decorar su hogar, o bien, vaya al cine o hágale un regalo a sus seres queridos.
Aprendizaje. Debe tenerse muy claro que un programa de reducción de peso efectivo y vigilado por especialistas en la materia no sólo le hará perder los kilos de más, sino también le enseñará a comer de manera balanceada y a controlar la compulsión hacia los alimentos para no volver a engordar.

Considere que es muy importante disciplinarse al respecto y conservar el peso adecuado, pues subir y bajar kilos con frecuencia puede dañar algunas funciones del organismo, por ejemplo, metabolismo (proceso físico-químico que transforma los alimentos en energía) y digestión. Pero eso no es todo, pues la piel también paga las consecuencias, ya que pierde su elasticidad y se reseca, lo cual da lugar a la aparición de estrías. Por ello, es conveniente mantenerse estable, y nunca está de más aplicar cremas humectantes en todo el cuerpo para prevenir las lesiones antes citadas.

Desechar creencias erróneas

Existen al menos cuatro ideas irracionales fundamentales que obstaculizan el adelgazamiento y el bienestar, motivo por el cual es indispensable identificarlas para desecharlas y lograr nuestros objetivos sin complicaciones. A continuación se detallan:"Tengo que comer cuando me apetezca y más si tengo al alcance la comida". Con frecuencia nos encontramos en ambientes de tentación, donde se pueden encontrar alimentos apetitosos listos para el consumo, ya sean fuentes de sodas, cafeterías, pastelerías, puestos o refrigerador y alacena de la casa. En estas ocasiones es probable decirse a uno mismo: "Tengo que comerme este pastel" o "no puedo resistirme a esa deliciosa pizza", conducta que es conocida como baja tolerancia a la frustración, la cual se caracteriza por no soportar quedarse sin el bocado que se apetece.

En estos casos es recomendable detenerse y enfrentar tal pensamiento cuestionándose lo siguiente: "¿Por qué tengo que consumir este postre si ya comí y estoy satisfecho?" o "¿me moriré de hambre si no lo hago"; aunque seguramente el comestible esté muy apetitoso, no pasa nada si no lo ingiere. "Debo seguir mi dieta estrictamente porque cualquier desliz significa que tendré que abandonarla". Imagínese que sigue al pie de la letra su nuevo régimen alimenticio y de pronto se presenta alguna celebración, en la cual se excede comiendo.

Luego de ello, aparece sentimiento de culpa y coraje por haber perdido el control, y la siguiente idea bombardea su cabeza a cada momento: "No sirvió el esfuerzo, todo es inútil, al diablo la dieta". Cuando esto ocurre no hay que desanimarse ni permitir que la frustración nos haga retroceder, pues de alguna manera es normal tener recaídas antes de conseguir la pérdida de peso definitiva. Lo importante es continuar y no permitir que pensamientos obsesivos se apoderen de nosotros. "No sirvo para nada debido a mi sobrepeso u obesidad".

La mayoría de las personas que presentan este problema se deprimen con frecuencia debido a que tienen una imagen negativa de sí mismos, por lo que constantemente se califican de inútiles o inferiores. Quienes experimentan lo anterior deben tomar en cuenta que el verdadero valor de una persona no se mide en kilogramos, sino en sentimientos, actitudes positivas e inteligencia; es necesario repetirse diariamente: "Valgo tanto como cualquier otra persona", percepción que permite reducir la ansiedad, trastorno que dificulta seguir adecuado régimen alimenticio. "Tengo que estar delgado para gustarle a los demás".

Este pensamiento atormenta a infinidad de personas debido a la influencia negativa que ejercen los medios de comunicación, pues venden la siguiente idea: "La delgadez es la mejor forma de alcanzar el éxito y ser admirado", la cual ha sido aceptada por algunos sectores de la sociedad. Lo anterior ocasiona que la gente con sobrepeso u obesidad se rechace a sí misma y recurra a métodos de adelgazamiento que pueden poner en riesgo su salud. En estos casos, lo más recomendable es desechar los estereotipos y convencerse que la pérdida de peso sólo es válida para mantenernos sanos y no para ser admirados, por lo que es conveniente liberarse de la presión que ejercen terceras personas y preocuparse sólo por el propio bienestar. Considere que el peso adecuado evitará problemas que pueden poner en riesgo su vida, como padecimientos en corazón, hipertensión arterial, diabetes mellitus, disfunción respiratoria, arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias), apnea del sueño (mala circulación de oxígeno al cerebro) y elevación del ácido úrico.

Medicamentos

Muchas personas que se encuentran en régimen de reducción de peso llegan a requerir, además de dieta y ejercicio, algunos medicamentos, los cuales sólo deben ser prescritos por el endocrinólogo. A continuación se presentan los más comunes:

Anorexígenos noradrenérgicos. Su mecanismo de acción consiste en disminuir el hambre, ya que actúan en el centro regulador del apetito ubicado en el hipotálamo (glándula ubicada en el cerebro). Pueden ocasionar adicción.
Anorexígenos serotoninérgicos. Ejercen acción a nivel del centro de la saciedad, y sus reacciones adversas incluyen trastornos cardiacos.Inhibidores de grasa. Evitan que una parte de la grasa proveniente de los alimentos sea absorbida, porcentaje que se elimina a través de la defecación. Sus efectos secundarios incluyen mayor número de evacuaciones al día, diarrea, calambres abdominales, incontinencia fecal y náuseas.

Cirugías

Hay quienes recurren a intervenciones quirúrgicas para resolver su problema de sobrepeso y obesidad; entre las más comunes se encuentran gastroplastia de reducción (disminución del tamaño del estómago), liposucción y abdominoplastia. Sin embargo, no todas las personas son candidatas a estos procedimientos.Gastroplastia de reducción. Consiste en disminuir el tamaño del estómago mediante la colocación de grapas de titanio o bandas gástricas (elementos similares a un pequeño cinturón) en la parte superior de dicho órgano, lo que reduce la sensación de hambre, por tanto, se consume menor cantidad de alimentos y comienza a utilizarse como energía la grasa almacenada.

Cabe destacar que esta intervención quirúrgica sólo está indicada en personas que tienen sobrepeso del 40%, o más, sobre su peso ideal, quienes generalmente no han obtenido resultados al seguir dietas y rutinas de ejercicio. Asimismo, debe quedar muy claro que la cirugía no persigue fines estéticos, sino preservar la salud pues, como bien sabemos, la obesidad predispone o agrava enfermedades como diabetes, hipertensión arterial y lesiones en huesos y articulaciones.

Es muy importante que este procedimiento sea realizado por un gastroenterólogo altamente calificado, pues si la cirugía se efectúa de manera inadecuada el paciente podría sufrir fatales consecuencias, por ejemplo, necrosis estomacal (muerte del órgano), perforación de esófago y/o estómago, así como fuertes infecciones.Liposucción. Es necesario considerar que no está indicada para bajar de peso, reducir el volumen de senos ni para tratar la celulitis, pues únicamente modela la figura; por tanto, sólo obtienen buenos resultados las personas delgadas con algunos depósitos de grasa, siempre y cuando acudan con un cirujano experto y se encuentren física y mentalmente saludables.

El procedimiento consiste en retirar acumulaciones de tejido adiposo en abdomen, caderas, glúteos, muslos, rodillas, brazos, cuello, papada y mejillas, mediante la introducción de finos tubos que la absorben.Abdominoplastia. Consiste en eliminar acumulaciones de grasa, retirar exceso de piel y tensar músculos de la pared abdominal, lo cual devuelve la estética al cuerpo al permitirle lucir abdomen fuerte y atractivo. Esta cirugía se realiza en un lapso de entre 2 y 4 horas, se requiere de un corte sobre el pubis que va de una cadera a la otra y, posteriormente, se realiza otro alrededor del ombligo.

A continuación, se separa la piel de la pared abdominal hacia arriba hasta alcanzar las costillas, cuyos músculos se reubican en su lugar. El tejido separado se estira en dirección al pubis y la piel sobrante es extirpada; el ombligo se coloca en su nueva posición y finalmente se sutura. Debe tomarse en cuenta que si la acumulación de grasa en abdomen es excesiva de ninguna manera habrá que esperar que esta zona quede totalmente plana, sólo mejorará su apariencia.
CharlataneríaDebido a que en la actualidad se ha incrementado el número de personas con problemas de sobrepeso y obesidad, se ha desarrollado una industria poco ética en el control de peso, la cual ofrece productos "mágicos" que aseguran disminuir los kilos de más en cuestión de días o semanas.

Mucha gente cree en estas falsas promesas, pero lo único que consiguen perder es dinero o poner en riesgo su salud; a continuación los más frecuentes:
Dietas. Considere que las que se basan en consumo de sólo un alimento, por ejemplo, manzana o papaya en todo el día, ocasionan descompensaciones importantes en el organismo debido a que no se obtienen la mayoría de los nutrientes. Por su parte, las llamadas dietas de hambre causan deficiencia de vitaminas y minerales, pero eso no es todo, también generan efecto contrario al deseado: el cuerpo se adapta a bajo aporte de energía, y para defenderse de la agresión acumula grasa.

A su vez, las que se basan en consumo de grasas, carnes y pocos cereales pueden conducir a condición fisiológica llamada cetoacidosis, que consiste en acelerar el metabolismo para bajar de peso; pero el costo de seguirlas es muy alto, ya que pueden ocasionar infartos o que se obstruya alguna vena del cerebro.Hierbas. Con mucha frecuencia también se ofrecen productos cuya fórmula se basa en plantas, los cuales, pese a ser de origen natural, no están exentos de riesgos, veamos cuáles son:Ma-huang o té del desierto (Ephedra sinica). Contiene sustancias llamadas efedrina y pseudoefedrina, las cuales pueden ocasionar ansiedad e hiperactividad. Guarana (Paullinia cupana). Incluye altas cantidades de cafeína, lo que deriva en ansiedad e insomnio. Fucus o bladderwrack (Fucus vesiculosus).

Su abuso puede dañar permanentemente la glándula tiroides. Belladona (Atropa belladona). Su consumo excesivo produce resequedad en boca, deficiencia respiratoria, falta de reflejos, enrojecimiento y resequedad en piel, dificultad para orinar, elevación de la temperatura corporal, dilatación de pupilas y alucinaciones. Clínicas. Padecer obesidad ha llevado a la gente a acudir a sinnúmero de establecimientos donde recomiendan "tratamientos" para reducir el peso corporal, pero tenga cuidado antes de acudir a alguno, pues en ocasiones el personal que ahí labora no posee los conocimientos adecuados.

Si su deseo es atenderse en una clínica de control de peso deberá comprobar que quienes laboran en ella realmente sean especialistas en obesidad y nutrición (pida currículos, identificaciones oficiales y cédulas profesionales), asimismo, será necesario que le hagan minuciosa historia clínica lo que, aunado a sus hábitos alimenticios y actividad física, permitirá que le proporcionen el tratamiento más adecuado. Pero ante todo considere que la reducción de peso es un proceso que requiere tiempo, por lo que de ninguna manera se reflejará de la noche a la mañana, si esto le prometen en la clínica, desconfíe.

Vendas

Son promovidas por muchas clínicas de pérdida de peso, donde las ofrecen en variadas modalidades, con soluciones de aminoácidos, éter, algas y colágeno, entre otros compuestos, y se les asegura a las clientes que perderán peso. Una vez que las vendas se sumergen en alguna de estas sustancias, se envuelve con ellas a la persona, quien debe mantenerlas por 30 minutos, periodo en el que supuestamente se derrite cierta cantidad de grasa. No existen estudios científicos que documenten que son eficaces, y cuando una persona se somete a este método le exigen dieta muy baja en calorías y supresores del apetito; de esta forma aseguran que el individuo pierda peso y así lo atribuyen al tratamiento.

Cremas. Muchas de ellas se elaboran a base de mentol, sustancia que hace rígidos los tejidos y ocasiona que el cuerpo se mantenga contraído, lo que da el efecto de mayor delgadez, pero no se quema la grasa.Parches dietéticos. Se dice que al ser colocados (en brazos o espalda baja) liberan sustancias que inhiben el apetito, pero su seguridad y efectividad no han sido probadas.Bloqueadores de grasa. Se presentan en forma de cápsulas o polvo y pretenden absorber la grasa de los alimentos evitando que se digiera; al respecto, especialistas en Nutrición y Endocrinología afirman que estos productos sólo inducen a la gente a comer descontroladamente gran cantidad de grasas y carbohidratos, lo que ocasiona que incrementen su peso corporal porque dichas formulaciones no son efectivas.Píldoras dietéticas magnéticas. Supuestamente promueven la expulsión de grasa del cuerpo, pero existe poca evidencia científica que apoye su efectividad.

Los que "llenan" el estómago

Son fibras que al ser consumidas se expanden, con lo que crean sensación de saciedad y reducen el hambre, sin embargo, se les considera dañinas debido a que pueden causar obstrucción en intestinos y esófago.Cápsulas milagrosas. Éstas pueden hacer que una persona baje hasta 12 kilogramos en un mes, lo cual le parecería magnífico a quien esté obsesionado con perder peso de inmediato, sin embargo, debe tenerse mucho cuidado, pues aunque afirman que su contenido es inofensivo, lo cierto es que en su interior incluyen un embrión de la lombriz solitaria. Este parásito mide aproximadamente 3 metros, come todo lo que consume el "anfitrión", y en el momento menos esperado puede salir por la boca, destruye los intestinos y es posible que ocasione la muerte.

Estimuladores eléctricos.

Sólo tienen uso legítimo en terapia física, no obstante, han sido promocionados para pérdida de peso y tonificación de músculos. Si se usan incorrectamente pueden causar fuertes quemaduras.Anteojos supresores del apetito. Están provistos de vidrios de color, los cuales pretenden proyectar a los alimentos poco apetitosos para reducir el hambre; no hay evidencia de que funcionen.Aretes mágicos. Se dice que estimulan los puntos acupunturistas que controlan el apetito, pero no se ha comprobado que sean eficaces.Trastornos de la alimentación
La obsesión por perder peso ha llevado a muchas personas no sólo a recurrir a productos milagrosos, sino a padecer trastornos en la alimentación, como anorexia y bulimia, los cuales pueden causarle la muerte, a continuación se detallan sus principales características:

Anorexia. Quien la padece reduce de manera extrema el consumo de alimentos y realiza arduas rutinas de ejercicio, lo que ocasiona que presente peso muy inferior al ideal. Los criterios diagnósticos son:Rechazo a mantener el peso corporal adecuado. Miedo intenso a aumentar de peso o a engordar. Falsa percepción de la silueta, pues aunque los afectados estén muy delgados se sienten obesos. Ausencia de menstruación (en mujeres). Negación del problema.

Bulimia. Trastorno en el cual muchos individuos, casi siempre mujeres, presentan frecuentes episodios de voracidad, pero después de haber ingerido gran cantidad de alimentos se provocan el vómito o toman laxantes y diuréticos para prevenir el aumento de peso. Puede pasar desapercibida debido a que no se manifiesta pérdida dramática de peso. Los criterios diagnósticos son:Episodios recurrentes de sobreingesta: consumir en un período corto gran cantidad de comida, la cual es superior a la que la mayoría de la gente comería. Sentimiento de falta de control sobre la ingesta durante este episodio (por ejemplo, sentir que uno no es capaz de detenerse ante la comida). Conductas recurrentes inadecuadas para compensar y prevenir el aumento de peso, como vómito autoinducido, abuso de laxantes, diuréticos u otras medicaciones, ayuno o ejercicio excesivo.

La autoestima está excesivamente influida por la figura y el peso. Es importante tomar en cuenta que la única manera efectiva de perder peso es: seguir dieta balanceada y realizar ejercicio físico, pues como podrá darse cuenta los productos milagrosos no funcionan. Además, si ya decidió controlar su peso, manténgase firme en su objetivo y póngase en manos de especialistas calificados.

24 abril 2006

Más del 60 por ciento de las deportistas profesionales sufre bulimia o anorexia

Más del 60 por ciento de las deportistas profesionales sufre anorexia, bulimia u otro tipo de trastorno alimentario.

Así lo demostró un estudio publicado en la revista Sport Medicine.Con respecto a la investigación, mientras el 1 por ciento de la población femenina en general cae en estos trastornos, el 62 por ciento de las atletas padece una de estas enfermedades que a su vez les acarrea otras como osteoporosis, ausencia de menstruación y problemas hormonales.El estudio de los investigadores Rosen y Cols y Sundot-Borgen observó que los entrenamientos excesivos para reducir la grasa corporal y obtener un mayor rendimiento han logrado aumentar la conocida “tríada de la mujer deportista”, que incluye un trastorno alimenticio, una amenorrea y problemas en los huesos.

Según la investigación, la gimnasia artística y deportiva, el patinaje y la natación sincronizada son los deportes en los que existen más atletas con anorexia y bulimia. Las esquiadoras ocupan el segundo puesto con estos trastornos (33 por ciento) y luego las fondistas o corredoras de fondo, con un 32 por ciento. Finalmente, el 20 por ciento de las ciclistas tienen problemas con la comida y el 15 por ciento de las nadadoras también.El estudio surge justo cuando también se recrudeció la lucha mundial contra el doping en los deportes profesionales, que causan decenas de enfermedades al año siguiente.

20 abril 2006

La anorexia es ya "una epidemia" que requiere una mayor implicación del Estado

MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS)

La portavoz de la Federación Nacional Española de Ayuda contra la Anorexia, Carmen Flores, denunció hoy que los tratamientos psicológicos contra la anorexia están "bastante mal" porque las terapias individuales son "prácticamente impensables en el Insalud".

"Se debe invertir más en la anorexia porque es una epidemia y no es ninguna tontería", añadió.

En declaraciones a Europa Press, Flores comentó que "es una enfermedad bastante conocida, porque la padece tantísima gente que ya es imposible que lo ignoremos. No hay una familia que no tenga una prima, una hermana o una vecina". En referencia a las estadísticas de enfermos a nivel nacional, señaló que "las cifras están maquilladísimas, pues hay muchísimas más pacientes de las que oficialmente se reconoce".

La experta consideró que existe sensibilización social en torno a la enfermedad, "pero no la suficiente en lo relativo a los tratamientos". Según ella, se tarta de "un problema psicológico y en este punto estamos bastante mal, porque los tratamientos son largos, las terapias no son individuales y cada chica vive su problema de forma diferente. Y esto es prácticamente impensable en el Insalud".

"Se necesitan unos medios económicos muy elevados y todavía no se lo han planteado o no han podido solucionarlo", explicó, para después agregar que "se debe invertir más en estos temas porque es una epidemia y no es ninguna tontería".

DECISIÓN JUDICIAL EN BARCELONA

Por otra parte, señaló que en los casos en los que la justicia tiene que decidir el ingreso obligatorio de un enfermo sin tener en cuenta su opinión "no son comunes", pero defendió que el juez siempre debe seguir "el criterio de los profesionales, pues aunque sabe mucho de lo suyo, valorar cómo está una paciente es muy arriesgado".

De hecho, otra juez ya había denegado en primera instancia el ingreso de Rocío al considerarla "dueña de sí misma". "Ellas son inteligentes y seguramente la juez con la mejor intención se dejó llevar por lo bien que se lo explicaba la chica y no le dio la sensación de que tuviera un problema tan grave o estuviera en peligro", comentó al respecto Flores.

"Ella no quiere ingresar y hace lo posible por evitarlo, sabiendo muy bien cómo camuflar la angustia que está viviendo", agregó. Así, "no reconocer que tienen problemas, que están pachuchillas es común en la anorexia y la bulimia. La negación de sus problemas es también algo patológico", concluyó.

Anorexia y bulimia, alteraciones incurables

18/04/2006 21:33

La Secretaría de Salud informó que los padecimientos por trastornos alimenticios son incurables, debido a que son alteraciones mentales que ocasionan severas complicaciones como desnutrición, desequilibrios fisiológicos y la muerte.
Notimex

La Secretaría de Salud (SSA) informó que los padecimientos por trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, principalmente, son incurables y ocasionan severas complicaciones como desnutrición, desequilibrios fisiológicos y la muerte.
El Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva indicó que dichos trastornos son un conjunto de síntomas, conductas de riesgo y signos que se presentan cuando una persona no recibe la ingesta calórica que su cuerpo requiere para funcionar, de acuerdo con su edad, estatura y ritmo de vida.

En un comunicado, la dependencia estimó que entre 0.5 por ciento y 1.5 por ciento de la población general sufre de anorexia y tres por ciento de bulimia, sobre todo entre las mujeres adolescentes.

“Los trastornos alimenticios se inician o presentan principalmente en adolescentes y púberes, desde los 12 y hasta los 25 años. Por lo general, los adultos que los padecen iniciaron conductas sintomáticas en esta etapa de su vida”, señaló.

La SSA añadió que son casi exclusivamente las mujeres quienes padecen anorexia y bulimia, pues entre 90 y 95 por ciento de las personas afectadas pertenecen a ese sector de la población; en los hombres es menos notorio el problema, que a veces pasa inadvertido.

Destacó que las mujeres que tienen anorexia y bulimia pueden sufrir problemas cardiacos que van desde arritmias, debido al abuso de medidas evacuativas, hasta la disminución del tamaño de las cavidades del corazón, disfunción de las válvulas cardíacas, baja presión arterial y mala circulación.

La inducción del vómito en la bulimia puede provocar agrandamiento de las glándulas salivales, alcalosis metabólica, pancreatitis y hemorragia digestiva, entre otros daños que, en ocasiones, provocan ataques cardiacos.

El abuso de conductas purgativas, en tanto, causa desequilibrio hidroelectrolítico de gravedad, y en el caso de las mujeres, cuando sufren anorexia desaparece la menstruación hasta por cuatro meses seguidos; si tienen bulimia, desarrollan irregularidades.

Los hombres presentan disminución del interés sexual, de los niveles de testosterona y anormalidades testiculares. En ambos padecimientos hay síntomas gastrointestinales como dolores e inflamación abdominal, fuertes cólicos, constipación y diarreas.

Las personas con estos padecimientos se aíslan socialmente, se vuelven irritables, se sienten culpables o están malhumoradas, ansiosas, impulsivas e inestables emocionalmente, sobre todo cerca de las horas de la comida.

Su atención es difícil debido a su complejidad, la multitud de factores y la dificultad de su abordaje, y para su tratamiento requiere un equipo de profesionales de diversas disciplinas que ofrezcan atención médica y psicoterapéutica.

“La psicoterapia es indispensable en el tratamiento de estos trastornos, para atender los conflictos personales que originan y sostienen el padecimiento, como las dificultades de autoestima, autopercepción, vinculación con la familia y las amistades, así como el aislamiento, la falta de ánimo y la apatía”, explicó la SSA.

Ey

Después de unas merecidas vacaciones, vuelvo a estar presente ¿se me echó de menos?

Mi cuerpo me da la sensación que alguien me ha insuflado aire por dentro, y soy un globo con patas.

04 abril 2006

Las cadenas de comida rápida apuestan por internet

Ya abundan las quejas de los grupos de consumidores ante la ola de publicidad que ha aparecido en el MSN Messenger, especialmente después de un acuerdo firmado entre McDonald’s y Microsoft. Y mientras las autoridades británicas buscan como controlar el nuevo fenómeno, otro fantasma –todavía más esquivo- ocupa también el escenario de los mensajes instantáneos: el spim, pariente cercano del rechazado spam.

Activistas de la salud han advertido que los gigantes del fast food están volcándose cada vez más a internet para esquivar las prohibiciones vigentes en materia de publicidad de tv dirigida a los niños. Un acuerdo entre McDonald’s y Microsoft para producir una versión especial del famoso MSN Messenger, que contiene publicidad de ofertas en la cadena de hamburguesas, ha desatado quejas de grupos de consumidores y miembros del Parlamento británico. En esas protestas se asegura que el llamado Theme Pack presenta anuncios publicitarios a la gente joven “en momentos en que Gran Bretaña está luchando para combatir la obesidad infantil”.

Se mostraron preocupados porque los anunciantes se están volcando a internet y a los teléfonos celulares para alcanzar al target infantil eludiendo los controles de los padres. “Estamos preocupados por la forma en que los alimentos altos en grasa, azúcar y sal se contactan con los niños -dijo Michelle Smyth, de la entidad llamada Which?-. El acuerdo entre McDonald’s y el Messenger demuestra que esas formas se están tornando cada vez más imaginativas y novedosas”. Diez millones El Messenger de MSN es uno de los programas más difundidos de mensajes en todo el mundo y es utilizado por unas diez millones de personas en Gran Bretaña.

A pesar de que MSN no permite a los anunciantes contabilizar ni apuntar a audiencias particulares, el programa de Microsoft se ha jactado en varias ocasiones de contar con 800.000 usuarios por debajo de la edad de 18 años. Algunas encuestas realizadas recientemente mostraron que los jóvenes utilizan en forma predominante la web para comunicarse con otras personas del mismo segmento de edad, tanto por medio de mensajes como de e-mails y chats. En promedio, utilizan esos medios durante cinco horas semanales. Un vocero de McDonald’s dijo que la compañía no es la única que anuncia en la mensajería instantánea, y agregó: “somos una de un número significativo de empresas que anuncian en el MSN. Los Themes Packs están desarrollados expresamente sobre bases opcionales, porque el usuario debe seleccionar deliberadamente los iconos de su preferencia”.

Restaurar la imagen Después de la mala prensa que ha rodeado desde hace mucho tiempo a la junk food, McDonald’s está tratando por todos los medios de restaurar su imagen dándole más prominencia a las opciones saludables, además de aumentar la inversión publicitaria y firmar acuerdos de esponsorización con grupos deportivos, como por ejemplo la selección inglesa de fútbol. Los críticos señalan que el movimiento hacia el MSN es una señal de que los anunciantes están desplazándose hacia fuera de los canales tradicionales para buscar a sus audiencias-objetivo.

En parte, esto se debe a que Ofcom, el regulador de la publicidad de la tv inglesa, está a punto de anunciar nuevas restricciones a los mensajes de comidas rápidas dirigidos a los niños. La popularidad de los mensajes instantáneos ha hecho aumentar el uso del término “spim”, un pariente muy cercado del rechazado “spam”, que pulula en el e-mail. Algunos anunciantes inescrupulosos han comenzado a usar el spim, a menudo disfrazando sus mensajes de marketing como si fuera una genuina conversación con personas desconocidas. Un tema importante es cómo harán los reguladores para controlar al spim, especialmente cuando está dirigido a ofrecer productos no convenientes a audiencias infantiles.

05 marzo 2006

Un pulso contra el cuerpo

En plena polémica por la imagen enfermiza de algunas modelos en Cibeles, chicas tratadas de anorexia y bulimia hablan de su enfermedad
GEMA MARTÍNEZ/MÁLAGA

SE sienta como si apenas quisiera ocupar espacio y su voz suena lineal aun cuando relata los episodios más duros. Así, sin altibajos perceptibles, se mantiene el discurso cuando cuenta, por ejemplo, que llegó un momento en el que no quería salir a la calle, porque era consciente de su extrema delgadez, pero que aún así le daba terror la comida: «Sí, me llegué a ver con los brazos muy delgados y con la barriga hinchada, así, hacia afuera, pero a la vez seguía sin querer engordar. Me daba vergüenza estar así de delgada, pero me seguía dando pánico comer.

Pensaba en meterme una patata en la boca, en el sabor y me ponía mala, me ponía a llorar».Dice Vanesa García, 27 años y once de anorexia, que si no hubiera sido porque en un momento determinado perdió el control sobre el férreo control que hasta entonces había conseguido mantener con la comida, o mejor dicho con la no comida, quizá no hubiera pedido ayuda. Pero ocurrió, como ocurre en el 96 por ciento de los casos, que a los largos periodos de restricciones ¯hasta cinco días a base de lechuga con sal y coca colas cuyos gases le proporcionaban una perseguida sensación de saciedad¯ siguieron fases de absoluto descontrol. Entonces llegaban los atracones de alimentos que ella, como otras muchas mujeres, cataloga como prohibidos por su alto contenido calórico.

Y a esos atracones de galletas, dulces y chocolatinas le seguía de forma inmediata el vómito provocado, que hasta cinco veces llegó Vanesa a vomitar algunos días. «Restricción, atracón, vómito. Restricción, atracón, vómito». Así hasta que tocó fondo. Vómitos y laxantesLa chica había entrado en lo que Sonia Ferri, psicóloga del Centro ABB, denomina anorexia purgativa, en la que la incapacidad de controlar determinadas ingestas de alimento ¯una simple pastilla de chocolate¯ se salda con ejercicio, vómitos o laxantes.

Vanesa es una de las nueve chicas tratadas en el hospital de día de este centro privado, especializado en la prevención y en el tratamiento de la anorexia y la bulimia y que funciona en Torremolinos desde noviembre bajo la coordinación de María del Mar Vélez, también psicóloga. La trayectoria del mismo está avalada, según estas profesionales, por 15 años de un trabajo que comenzó en Barcelona y que luego se extendió a Sevilla.

Con el telón de fondo del escándalo desatado por el desfile de modelos en la pasarela Cibeles, que ha vuelto a poner la anorexia en primer plano de la actualidad pública, Sonia Ferri intenta explicar la multiplicidad de factores que pueden encontrarse en el origen de una enfermedad relacionada con el trastorno alimenticio.La psicóloga viene a decir que si bien es cierto que las chicas que desfilan se convierten en el enfermizo espejo en el que se miran otras muchas, en realidad la imagen, la sonrisa, el supuesto éxito y la pretendida felicidad de las modelos actúan como desencadenante, pero de un «algo» mucho más complejo y que ya estaba allí.«Es una enfermedad psicológica, siempre. El problema está en la cabeza». Eso para empezar. Luego, influyen factores que pasan por la biología, la genética, el perfil de la personalidad, el entorno o la educación, tanto que se ha detectado por ejemplo que las hijas de mujeres que en su adolescencia padecieron anorexia, tienen más probabilidades de reproducir el mismo trastorno alimenticio que sus madres.

Enfermedad de mujer

Para las profesionales también está muy claro que, aunque afecta a algunos hombres, la anorexia y la bulimia tienen un sexo claro: «Es una enfermedad femenina. Existe una mayor presión social sobre la mujer y además influyen factores genéticos. Hay una mayor predisposición biológica en la mujer a la exigencia, al perfeccionismo, a la organización, a la meticulosidad... Y también es cierto que se le da mayor importancia al cuerpo».

Y esta fijación ya no sólo afecta al ámbito de la preadolescencia y adolescencia, donde se sitúa normalmente la edad de inicio, para mayor confusión, sino que empieza a extenderse a todas las edades. «Ahora se están detectando cada vez más casos en mujeres que han dado a luz después de los 30. El cuerpo cambia y se recupera más lentamente. La mujer inicia una espiral de dietas y ejercicios que no dan los resultados esperados, y termina obsesionándose», asegura Sonia Ferri. En la casa que es la clínica no hay básculas ¯las chicas no deben tampoco pesarse fuera¯, y los baños están cerrados con llave.

Pero además, algunas, en sus propias casas tienen también las cocinas cerradas, para evitar atracones, y una última medida más que no deja de sorprender: «los espejos tapados».La frase es de Raquel Hurtado, hoy una joven de 25 años que padece bulimia y que se recuerda como una niña gordita y por ello inferior a las demás: «en mi interior sentía que no sabía bien dónde ubicarme. Me comparaba con el resto y me sentía inferior, por el sobrepeso». No es casualidad que también Vanesa se remonte a la infancia, ese lugar donde se esconden tantas respuestas, para explicar las causas de su evolución: «Me veía distinta, por ejemplo, a mis hermanas. Ellas tenían un tipo perfecto y yo era gordita.

Me he sentido sola, incomprendida, apartada, y he culpado de todo a mi físico». Así es como empezó su relato.Los espejos tapadosBien, pues Raquel dice que tiene los espejos tapados, para no mirarse, para olvidarse del cuerpo, del físico, de la imagen: «tenemos que controlar los espejos. Antes nos mirábamos hasta en el reflejo de un cristal y tu aspecto te puede condicionar, por ejemplo, para salir o no a la calle. Tenemos los espejos tapados y también nos tienen que acompañar al baño, para que no vomitemos o para que no tiremos comida. Nos acompañan a comprar ropa, para no mirar las tallas. No sabemos ni la talla ni el peso.

Tenemos que salirnos del cuerpo, dejar de pensar en él», explica con templanza.Raquel lleva sólo tres meses de tratamiento en el centro, pero al oirla hablar parece haber entendido muy bien la causa que la llevó a una espiral perversa, con la comida y el cuerpo ¯cuatro operaciones estéticas, tratamientos celulíticos, masajes y una dieta tras otra¯ como únicos protagonistas de su existencia. Una vida que se complicó en la adolescencia y que alcanzó su clímax cuando cumplió los 19 años. Una manzana, unos guisantes, ejercicio...«hasta caer desmayada».

Y después de un año de restricciones, la absoluta imposibilidad de controlar: «Llegó un momento en el que sólo pensaba en quedarme sola para coger comida, comer y vomitar. No había nada más». Coincide con Vanesa en que fue esa incapacidad de control la que le llevó a tocar fondo y también coincide con la psicóloga Ferri en que, frente a ese descontrol desesperante de la bulimia, la anorexia produce una sensación de euforia y de poder que hace sentir bien.Hoy sabe qué es exactamente lo que le pasa y ese, seguro, es el primer gran paso para el cambio: «La disfunción y la compulsión se producen porque no sabes canalizar las emociones. No sabes exteriorizarlas y las desvías hacia el cuerpo y hacia la comida».

09 febrero 2006

Fue bonito mientras duró.

Han sido cinco días limpios, nada de comida, me siento feliz, aunque ayer tuve que dejarlo por motivos sociales, descansaré un poco y la semana que viene vuelvo a la carga.

04 febrero 2006

Muerte

La madre de Rebeca relata el dramático declive de una administrativa, apasionada por las motos
Era una paciente crónica consumida por la anorexia, una enfermedad que arrastró la mitad de su existencia. Murió en el pasillo de su casa familiar, sola. Cuatro semanas después, su madre y su hermana relatan cómo era Rebeca y cómo fue su vida desde que, nada más debutar en la adolescencia, emprendió su fatal cruzada contra los kilos.

Fue una niña rellenita. Sus compañeros de escuela 'se burlaban alguna vez de ella' por sus medidas. Un tratamiento para una dolencia de espalda provocó un incremento importante de peso cuando tan sólo tenía 15 años. 'Aunque era alta porque medía 1,70 andaba por los ochenta kilos, así que decidió acudir a un médico para adelgazar'. Lo consiguió. Se quedó en unos 60. 'Estaba estupenda', recuerda orgullosa su madre.Rebeca estudió para administrativa, 'pero lo que quería era montar algún negocio. Era muy emprendedora'.

A los 18 años se puso a trabajar de camarera los fines de semana. En ese momento arrancaron los problemas. Nunca se tomó como halagos los piropos que, a menudo, le soltaban compañeros y clientes por sus bonitas curvas. Y se propuso eliminarlas por su cuenta y riesgo.
'Llegó a decirme que había días que los pasaba con un café, porque ella nunca me negó la enfermedad. Es más, cuando en la tele se hablaba de los trastornos de la alimentación, me decía: 'voy a tener que ir al médico porque yo hago lo mismo''.

Rebeca apenas comía ya, y si un día se pasaba un poco, después vomitaba. Anorexia purgativa, dictaminaron los especialistas.Empezaron las terapias en grupo con un psicólogo. De forma paralela, un nutricionista del hospital Txagorritxu le controlaba el peso. 'Ella quería quedarse en 50 kilos. El médico decía que, al menos, en 55. Llegaron a un acuerdo. No podía bajar nunca de 53'. Con este tira y afloja transcurrieron seis años en los que la joven inició una vida en común 'con su novio de toda la vida', trabajó en una fábrica, a la vez que regentaba un negocio de discos y se entretenía con su moto y sus peculiares mascotas, unas serpientes.Cuando aún no había cumplido el cuarto de siglo, le asignaron nuevos médicos. Pasó a la unidad psiquiátrica del hospital Santiago para trastornos de alimentación más graves. Y a partir de ese instante, el calvario de ingresos.

'En sólo dos años se quedó en 37 kilos. Luego llegó a pesar 26'. De uno de sus primeros internamientos, que duró dos meses, salió con 17 kilos más. Aquello le precipitó al vacío. 'Fue el caos. No lo pudo soportar', recuerda su hermana. Ya en casa 'sólo comía un poco de ensalada aliñada únicamente con vinagre. Nada de aceite. Muy de vez en cuando tomaba un poco de pescado. Ni carne ni huevos, y la leche mezclada con agua'.Las continuas hospitalizaciones, 'que para ella eran un infierno', le hicieron perder el empleo en la fábrica.

Con una pequeña pensión de minusvalía se vio dentro de una espiral de destrucción que le impidió 'sacar la fuerza que siempre había tenido' para afrontar el abandono de su novio, la pérdida del negocio y la muerte del abuelo con quien había convivido desde niña. La fractura de una cadera por ocho sitios diferentes en octubre del pasado año, tras ser atropellada por una bicicleta, fue su comienzo del fin. Aunque todavía sacó coraje para 'echarse a andar con la muleta en menos de ocho días', la operación minó una salud ya muy deteriorada por la falta de alimento. Un catarro común bastó para acabar con su vida hace hoy un mes.

Vocento/VMT