28 julio 2008

Descubren el gen que hace que los obesos siempre tengan un buen apetito.

Científicos británicos han descubierto que un gen que comúnmente se relaciona con la obesidad actúa inhibiendo la sensación de saciedad, según indica un estudio publicado en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

Los investigadores, del University College y el King's College de Londres, examinaron a 3.337 niños británicos de entre 8 y 11 años para comprobar si los que eran portadores de la variante de alto riesgo del gen, conocido como FTO, tenían el apetito alterado. El gen FTO fue identificado el año pasado también por científicos ingleses.
Han sido examinados 3.337 niños británicos de entre 8 y 11 años

Hasta ahora se sabía que el FTO estaba asociado con la obesidad, un trastorno con componente genético, pero lo que no se conocía era si actuaba influyendo la cantidad de comida ingerida o el número de calorías que se quemaban.

El gen modifica el apetito

Los resultados de este estudio, dirigido por Jane Wardle, del departamento de Epidemiología y Salud Pública del University College London, indican que "el gen actúa modificando el apetito, de manera que los niños del estudio que tenían dos copias de la variante de alto riesgo tenían menos probabilidades de que se inhibiera su apetito después de comer".

El FTO, apuntan los investigadores, es el primer gen común de obesidad que se halla en poblaciones caucásicas. Estudios anteriores demostraron que los adultos con dos copias de ese gen pesan, de media, 3 kilos más, mientras que las personas con sólo una copia pesan 1.5 kilos más que las que no lo tienen.

"Lo que hemos demostrado es que los niños con la variedad de más riesgo del gen tienen respuestas de saciedad más débiles", lo que significa que no se dan cuenta de cuándo están llenos, explica Wardle.

"No es que la gente que porta esa variante del gen automáticamente desarrolle un sobrepeso, pero tienen más tendencia a comer más de la cuenta", lo que les pone en una situación vulnerable en una sociedad llena de tentaciones, añade la investigadora.


Fuente: 20 minutos