«Los enfermos de anorexia y bulimia viven en un secreto, en una burbuja»
La psicóloga clínica que intervino ayer en las Jornadas sobre trastornos de la alimentación es hija del famoso Luis Rojas Marcos, un destacado psiquiatra español que trabaja en Nueva York. Precisamente es la ciudad natal de Laura y su casa durante 23 años. Vivió en primera persona los atentados de las Torres Gemelas y ayudó como voluntaria en el 11-S, poco antes de recalar en España, donde actualmente ha decidido instalarse por su cuenta. Laura Rojas Marcos reconoce la influencia de su padre en su carrera profesional.
CARLOS GIL. - Los más conocidos son la anorexia y la bulimia, pero ¿hay más trastornos alimentarios?
- Hay dos últimos que están adquiriendo cada vez mayor importancia: vigorexia y ortorexia, que en nuestra sociedad actual se ha diagnosticado desde hace pocos años. La personas que sufren vigorexia tienen una obsesión por la musculación, van al gimnasio día y noche, se machacan y toman a lo mejor hormonas en un momento dado. Las que sufren ortorexia son todas aquellas personas obsesionadas por la comida sana, las calorías, e incluso llegan a sufrir fobias de algunos alimentos, como el chocolate, las mantequillas, y lo evitan hasta tal punto que toda su vida está controlada por esas obsesiones, fobias, miedos y ansiedades.
- ¿Cómo se producen los trastornos alimentarios?
- La ansiedad es una emoción que sufrimos todos en algún momento de nuestra vida, a veces con picos muy agudos cuando lo pasamos mal. Todos sufrimos un nivel de estrés que forma parte de la vida diaria. El miedo es un mecanismo de defensa para ayudarnos a sobrevivir, pero cuando se agudiza en situaciones que no están relacionadas con una amenaza, como puede ser tener miedo a la comida, tenerle pavor a engordar, aparece el sufrimiento, la depresión, hay un desequilibrio que sufren estas personas con trastornos de ansiedad. Y eso tiene un tratamiento interdisciplinar en el que están involucrados los psiquiatras, los psicólogos, el nutricionista. La terapia de grupo funciona muy bien. Se forman grupos, fundamentalmente de mujeres, aunque ahora hay muchos hombres también, que al escucharse los unos a los otros les ayuda a ver que no están solos en esa situación de dolor y que forman parte de un grupo. Porque las personas que sufren estos trastornos de ansiedad viven en un secreto, en una burbuja que es un tabú. Están muy aisladas del entorno de la familia, no suele haber mucha comunicación porque no suelen transmitir lo que les pasa, sus miedos, sus interioridades. Porque están obsesionados con el control de la alimentación y de su cuerpo.
-¿Son trastornos individuales, pero quizá estemos hablando de una enfermedad social?
- Yo diría que si. Además lo curioso es que los trastornos alimenticios suelen surgir sobre todo en los países del mundo occidental, donde se da la combinación del consumismo y la imagen corporal. Hay que pensar que también nuestro cuerpo, nuestro aspecto corporal es como un pasaporte para obtener un trabajo, para entrar en una discoteca, en los clubs sociales, los grupos de amigos...la imagen es muy importante. Pero a veces se lleva esta preocupación a tales extremos que pueden ser muy dañinos.
- Por la imagen, precisamente, se detecta bien si una persona puede sufrir trastornos alimenticios.
- No necesariamente. La persona que sufra anorexia se puede ver porque tiene aproximadamente un 35% menos de masa corporal de lo recomendado. Pero hay otros trastornos, como la bulimia, difíciles de detectar, salvo los familiares. Otras personas sufren un trastorno de ansiedad muy común, el "pica" que consiste en comer cosas como el pelo, madera, chicle..es como rumiar, estar constantemente masticando algo, pero sin sustancia. Detectarlo no es fácil.
- ¿Cómo se ven a si mismos los enfermos?
- Se ven como que estuvieran continuamente fracasando, porque para ellos nunca es suficiente lo que hacen. El perfeccionismo es una de las características generales que tienen el común todas las personas con trastornos alimenticios: tienen que estar perfectos, nunca es suficiente. Ven el mundo como un embudo, porque todo se rige con la alimentación, planificada alrededor de la comida y de su cuerpo. Son personas que se pesan mucho, están constantemente buscándose los defectos. Su identidad está directamente vinculados a su cuerpo, y entonces valores como pueden ser la inteligencia y otras habilidades, como las sociales, pasan a un segundo o tercer plano. Y claro, si toda su identidad la basan en qué aspecto tienen y todo lo demás no es importante, fíjese qué conflicto. Es curioso. Como terapeuta he descubierto que es más fácil para la gente, sean personas con estos trastornos o no, decir las cosas que no les gustan de sí mismos que mencionar las cosas que sí les gustan. Cuesta más trabajo destacar las virtudes que descubrir los defectos.
1 comentario:
"Cuesta más trabajo destacar las virtudes que descubrir los defectos."
Supongo que en quien tenga la estima alta y se sobrevalore, será lo contrario... (es por buscarle los tres pies al gato... estoy toca-narices hoy jajaja)
Besitos, ¡guapa!
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