Casi como si se tratara de una regla matemática, investigadores australianos determinaron que la relación de un padre con su hija tendría una alta influencia en el desarrollo o no de un trastorno alimentario por parte de la menor.
Las hijas de padres muy controladores eran más propensas a padecer anorexia nerviosa, mientras que aquellas que recibían poca atención de sus papás tenían más riesgo de desarrollar tanto anorexia como bulimia, pero en menor grado, halló el equipo dirigido por la doctora Tracey D. Wade, de la Flinders University, en Adelaida.
Por otra parte, las expectativas paternas excesivas, que suelen considerarse un factor de riesgo de la anorexia, no aparecieron asociadas con el trastorno alimentario en el estudio.
Sin embargo, el equipo halló que sí predisponían a las niñas a desarrollar bulimia. Estos resultados fueron publicados en International Journal of Eating Disorders. Las críticas familiares de la apariencia de los chicos, su peso y conductas alimentarias se relacionaron con los desórdenes de la alimentación.
Para comprender mejor el papel de esas críticas y otras facetas de la paternidad en el desarrollo de estas enfermedades, el equipo de Wade observó a 622 gemelas, incluidas 226 pares y 170 individuales.
En un análisis, el equipo comparó las experiencias de vida tempranas de gemelas individuales con depresión, anorexia nerviosa o bulimia, con las de gemelas sin trastornos psiquiátricos.
En el segundo estudio, analizó pares de gemelas en los que sólo una tenía un trastorno alimentario o depresión grave. Los investigadores hallaron una relación entre la aparición de la anorexia o la bulimia con comentarios de integrantes de las familias sobre cuánto comía una niña o su apariencia.
Tanto las participantes deprimidas y aquellas con bulimia mencionaban expectativas de los padres más altas que las mujeres mentalmente sanas; la relación con la bulimia era la más alta.
Tanto el conflicto con los padres como su crítica favorecían la aparición de los trastornos alimentarios y la depresión. Las gemelas con anorexia eran más propensas a tener padres sobreprotectores y controladores.
"Los padres tendrían un papel único en la alteración de la conducta alimentaria de sus hijas, si se la compara con otras psicopatologías", concluyeron los autores.
Los resultados podrían ayudar a trabajar con las "vulnerabilidades y las creencias" del tratamiento de los trastornos alimentarios, opinó el equipo.
"Por ejemplo, cuando se trabaja con personas con anorexia habría que eliminar la sensación de control por otros más poderosos, mientras que con los pacientes con bulimia habría que analizar la necesidad de satisfacer las expectativas de los demás", sugirieron los autores.
Fuente: Reuters
1 comentario:
Pues mi caso debe de ser uno de los que confirman la regla... jeje
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